El fútbol fue la excusa que permitió a una organización de lesbianas interactuar con internas en un penal, mientras que los libros fueron el nexo para numerosos proyectos que involucran a gays, trans y bisexuales que, día a día, logran más visibilidad en Tucumán. "Esto, unos años atrás en nuestra provincia hubiera sido impensable y ahora es posible", coinciden Norma Salicas, coordinadora de Les Warmis y Gustavo Díaz Fernández, presidente de la biblioteca popular Crisálida.
Les Warmis (mujeres en quechua) trabaja desde 2007 para identificar problemas y encontrar soluciones entre las mujeres lesbianas "pero también se suman otras personas del colectivo LGBT y también heterosexuales" explica su presidenta.
"Si bien es muy importante y necesario hacer el proceso de construcción de una crisálida (fase de capullo en la formación de una mariposa), como metáfora de la construcción de la identidad, también es importante y necesario que haya un contexto que posibilite este proceso de construcción de nuestra identidad", dice Díaz Fernández sobre el nombre de la biblioteca que preside.
Salicas es profesora de educación física, tiene 56 años y trabaja contra la lesbofobia "porque no quiero que ninguna muchacha sufra la discriminación que debí soportar, por eso insto a dar la cara, a no tener miedo, a unirnos".
Ella es preparadora física de un equipo de fútbol femenino, deporte que trasladó ahora a la cárcel de mujeres de Tucumán.
"Una compañera está detenida, la visitamos, vimos las necesidades de las chicas, nos contactamos con la profesora de educación física del penal y desde octubre vamos a la cárcel dos veces por mes y armamos un partido", relata.
Al fútbol se suma luego un almuerzo compartido, una rueda de mate, la lectura de libros "que hace que a las internas se le acorte el día y que los encuentros sean cada vez más numerosos y cálidos", agrega Salicas.
Les Warmis tiene en carpeta varios proyectos, pero no cuentan con fondos para concretarlos: desde un relevamiento para conocer la situación de las mujeres lesbianas, hasta generar cooperativas de trabajo.
Como creen "en la necesidad de sumar gente que se juegue", articulan con otras organizaciones del colectivo LGBT.
Así se produce el encuentro con Crisálida, una ONG que surge hace tres años "ante la gran necesidad de promover y defender los derechos LGBT y de género en la provincia de Tucumán", relata su presidente.
Entre los muchos proyectos que lleva adelante, Gustavo Díaz Fernández resalta el asesoramiento e intervención jurídicos gratuitos para el colectivo LGBT llamado "Crisálida Jus", que trabaja además la problemática de violencia de género.
También, cuentan con un centro de alfabetización para personas trans, actividad que realizan junto a la Red de Mujeres Solidarias y los conversatorios con adultos mayores cuyo objetivo es "recuperar y documentar la historia de la comunidad LGBT en Tucumán", comparte el dirigente.
Además, con el apoyo de distintas agencias de las Naciones Unidas en la Argentina, Crisálida coordina el Observatorio LGBT Tucumán y tres proyectos sobre el acceso a la salud para el colectivo y para mujeres viviendo con VIH, entre otras iniciativas.
Gustavo Díaz Fernández es especialista en Derechos Humanos para Comunicadores Sociales, coordinó diversos proyectos de investigación y promoción de derechos humanos para agencias de las Naciones Unidas en la Argentina, para organizaciones no gubernamentales y organismos estatales.
Vivió fuera del país, regresó hace unos años a Tucumán y con Crisálida "pusimos en movimiento la temática LGBT, logrando lo que hasta entonces eran imposibles articulaciones con el Estado y con la sociedad civil", relata entusiasmado.
Ahora, van por más, ya que hace poco tiempo se conformó en Tucumán una mesa coordinadora de la Primera Semana del Orgullo, espacio que integran las organizaciones Babylon Staff, La Cámpora Diversia, Les Warmi y Crisálida.
Fuente: Agencia Télam