1.2.12

EL LENGUAJE, UNA CUESTIÓN DE GÉNERO


El patriarcado es la organización social que ha predominado desde los orígenes de la historia la humanidad. En el patriarcado como lo indica su nombre, el varón es quien decide, organiza, y nuclea a los otros miembros de la sociedad, mujeres y otras diversidades sexuales. Por eso, empezar a visibilizarnos a través del lenguaje es construir una nueva visión social, no patriarcal, sino inclusiva y plurigenérica o diversa.


(Por Laura Elizalde *) Pensar las cuestiones de género en las puertas del 2012 es una tarea ardua y compleja. Las mujeres durante el siglo pasado hemos ido abriéndonos camino entre un mundo predominantemente masculino, no sin dificultades. A fuerza de lucha y organización ganamos espacios en el campo laboral y en el político, no tanto así en el área doméstica.

Sin intenciones de hacer historicismos sino de reflexionar juntos y juntas sobre esta problemática iniciamos en este medio una búsqueda que pretenderá el encuentro, el debate, la construcción entre todas y todos de una sociedad que incluya y no excluya la multiplicidad de géneros en las sociedades.

En principio, resulta interesante destacar la necesidad urgente de instalar la problemática de un lenguaje que nos nombre, que incluya la problemática del género. Históricamente nos han nucleado en sustantivos, pronombres y adjetivos masculinos cada vez que se necesita pluralizar. Así por ejemplos el pronombre nosotros siempre ha incluido a las mujeres y a los varones así como muchísimos otros términos plurales. Para nosotras, las comunicadoras, las feministas y las mujeres que participamos en la lucha de género la cuestión del lenguaje no es un tema menor. En la Comisión de Mujeres y Medios de Comunicación del Encuentro Nacional de Mujeres, en la que he participado desde hace tres años, el lenguaje de género es un eje central en la discusión, porque es una manera de empezar a instalarnos en la sociedad y en los medios. Nombrarnos nos visibiliza.

Visibilizarnos después de milenios de invisibilidad es el inicio de una construcción social que no sólo incluye a las mujeres sino también a las diversidades sexuales que también son invisibilizadas en una sociedad que tiene como norma la heterosexualidad y la visión patriarcal de la familia y la organización social.

El patriarcado es la organización social que ha predominado desde los orígenes de la historia la humanidad. En el patriarcado como lo indica su nombre, el varón es quien decide, organiza, y nuclea a los otros miembros de la sociedad, mujeres y otras diversidades sexuales. Por eso, empezar a visibilizarnos a través del lenguaje es construir una nueva visión social, no patriarcal, sino inclusiva y plurigenérica o diversa.
Comenzar a nombrarnos, aunque la frase se torne tediosa y larga será una manera de escribirnos en la historia, de existir.

El lenguaje en tanto construcción cultural no es estático, se mueve, evoluciona. Surgen términos permanentemente, neologismos según las necesidades de nombrar nuevas situaciones.

En ese sentido, toda la incursión de las nuevas tecnologías, ha creado vocablos nuevos como por ejemplo, el verbo chatear, no oficial aun, que emplean los y las jóvenes cuando se comunican entre sí por medio del chat.

De la misma manera creemos las mujeres, que debemos resignificar el lenguaje y nombrarnos con aquellos vocablos femeninos y si no existen en las lenguas con las que interactuamos, crearlos, construirlos. Así lo hizo una integrante de la Red de Mujeres matancera, en un encuentro de capacitación sobre género, al nombrarnos individuas o también sujetas.

Esa es una primera labor que debemos impulsar nosotras las mujeres y las colectivas de diversidad de género en la construcción de un nuevo lenguaje que nos visibilice como comienzo de una construcción social inclusiva, en la que varones, mujeres y otras diversidades sexuales trabajemos en conjunto.


(*) La autora es periodista, integrante de la Comisión Coordinadora de Comunicadoras Populares en Red.

Fuente: NCO