Universidades de Italia y Argentina trabajan en conjunto para llevar a cabo un archivo audiovisual a partir de la compilación de historias de personas que llegaron al país desde el viejo continente. La identidad nacional y los derechos políticos de los italianos en el extranjero subyacen en el enfoque del proyecto. Por medio de entrevistas, los investigadores rescatan tradiciones italianas que perviven en Argentina pero que en la península han dejado de existir, entre otros aspectos.
“Los italianos, como es sabido, son un pueblo de emigrantes. Durante muchos siglos se dispersaron a los cuatro rincones del mundo. No obstante, solamente en dos países son una mayoría de la población: en Italia y en Argentina”. La frase, que pertenece al economista e historiador italiano Marcelo De Cecco, sirve para ilustrar la importancia que tiene la relación entre ambos países, que se remonta a fines del siglo XIX cuando desde el corazón de Europa miles de personas huyeron hacia el sur buscando un nuevo horizonte en sus vidas.
Desde 1870 hasta 1960, con algunos altibajos en las cifras, se radicaron en el país más de 2 millones de ciudadanos italianos y, por momentos, llegaron a ser casi la mitad de la población del país. Se estima que en la actualidad, el 90% de la población argentina tiene alguna ascendencia europea y que al menos 25 millones están relacionados con algún inmigrante de Italia.
En este contexto y con pocos antecedentes en el campo, un grupo de universidades argentinas e italianas lleva adelante un proyecto para conformar un archivo audiovisual de relatos de inmigrantes italianos en Argentina, y así acumular testimonios sobre la vida de las personas que llegaron al país escapando del hambre, las guerras y la pobreza que azotaron a Europa hacia fines del siglo XIX y la primera mitad del XX.
La idea es compilar y conservar entrevistas a personas que vinieron a Argentina desde Italia, sin hacer distinciones de ningún tipo, aunque hay un interés particular en quienes llegaron en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y que tienen entre 60 y 90 años.
“Obviamente, tratamos de entrevistar primero a las personas más ancianas, por una cuestión lógica, pero no hay restricciones ni por la edad ni por el año en que hayan llegado al país. Todos los que quieran aportar su testimonio son bienvenidos”, destacó a InfoUniversidades Aníbal Corrado, secretario de investigaciones del departamento de Derecho de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) y uno de los encargados del proyecto en Argentina.
“Para los italianos es un buen proyecto, porque en Italia no se conoce la historia de los que se fueron; no se sabe lo que hicieron los inmigrantes al partir de Italia”, explicó la antropóloga Scilla Passeri, investigadora de la Università degli Studi di Perugia, que forma parte del proyecto.
“En la inmigración italiana, se ha demostrado que hay una historia común, pero cada persona también tuvo su particularidad y esto es lo que, con una visión antropológica, queremos reflejar”, detalló.
Fratelli d’Italia
En Argentina, por las sucesivas políticas que a través de los años mantuvieron los gobiernos nacionales, se produjo una asimilación fuerte de la cultura de los inmigrantes, y muchos rasgos que trajeron los italianos se transmitieron de generación en generación a hijos y nietos argentinos.
Como expone Stefania Pedrini, antropóloga especializada en estudios culturales y migraciones de la Sapienza-Università di Roma, “a fines del siglo XIX, Argentina era una nación nueva, que no tenía una identidad definida, y en la que la masividad de la inmigración europea influyó en la construcción de un ser nacional, a través de una política de sincretismo cultural muy fuerte”. Y recalcó que “hay muchas tradiciones italianas que los argentinos aún mantienen y que en Italia ya casi no existen”.
Por estas razones es que existe un interés por parte de Italia en conocer la vida de los inmigrantes y sus descendientes, pero también existe una razón de máxima, que influye de manera directa sobre Italia y sus políticas sociales, económicas y culturales, que es el principio constitucional de la nacionalidad Ius Sanguinis.
No soy de aquí ni soy de allá
A diferencia de la legislación en Argentina, donde se adoptó el principio Ius Soli que otorga la nacionalidad argentina a aquellos nacidos en el territorio del país, para el Estado italiano son ciudadanos todos aquellos hijos, biológicos o adoptivos, de italianos. Es decir, para la ley italiana, un hijo de argentinos nacido en Italia no es ciudadano, pero sí lo es un hijo de italianos nacido en Argentina.
El principio Ius Sanguinis, adoptado también por España, Alemania y Hungría, es más utilizado en países emigrantes y trata de proteger los derechos de quienes emigran. El Ius Soli, por el contrario, es más frecuente en países receptores, favorece una mayor integración de los extranjeros y les permite constituir una familia que adopte la nacionalidad del país en el que les toca vivir.
Pero la nacionalidad Ius Sanguinis tiene un impacto muy fuerte en el sistema político, ya que otorga derechos ciudadanos y, por lo tanto, derecho a votar a un gran número de ciudadanos que, en muchos casos, ni siquiera han pisado la península Itálica en toda su vida. “Muchas veces, algunas votaciones en la Cámara de Diputados, por ejemplo, han sido definidas por los diputados del extranjero, y eso ha ocasionado varias discusiones por la legitimidad de esa representación”, expuso Pedrini.
Haciendo patria
El debate de fondo que alimenta esta investigación son los graves inconvenientes que tiene Europa para consolidar la idea del Estado-Nación. Para Aníbal Corrado, “en el contexto de la Unión Europea, los países del viejo continente tienen enormes dificultades para construir una identidad colectiva que conforme una Nación, por un doble proceso que conlleva, por un lado, la unificación supranacional y, por otro, la emergencia de los regionalismos”.
En este sentido, a diferencia de España que reconoce los criterios Ius Solis y Ius Sanguinis como base del otorgamiento de la nacionalidad, en el caso de Italia los problemas se agravan porque, tras haberse consolidado, desde 1980, como un país receptor de inmigración africana, hay una gran cantidad de personas que vive allí cuyos derechos ciudadanos no son respetados mientras que, muchos otros, a más de 13 mil kilómetros son reconocidos como tales, y han convivido, durante su variada tradición política, enfoques multiculturalistas, interculturalistas o segregatorios.
“Nosotros nunca logramos sentirnos parte de una Nación”, describió la especialista de la universidad romana, y agregó: “Para los antropólogos, la identidad se genera a través de políticas públicas que creen símbolos que remitan a un pasado en común, cosa que no ha ocurrido. En Argentina, Salta y Buenos Aires están a más de 1.800 kilómetros pero sus habitantes se reconocen argentinos; nosotros estamos mucho más cerca, pero desde Milán hacia el sur conviven culturas totalmente diferentes; de hecho, todavía tenemos un partido, con muchos votos, que lucha por la independencia del norte y que no reconoce a los del sur como italianos”.
En las entrevistas, este inconveniente para constituir una identidad nacional se refleja en algunas representaciones sociales que muestran los italianos que viven en Argentina.
“Algo curioso es que, antes de arrancar con las preguntas, le consultamos a los entrevistados si quieren hablar en español o en italiano, y la gran mayoría elige el español, porque dice que no sabe italiano, sino que habla algunos dialectos, como el romagnolo, el calabrés, etcétera. Si bien, con el alto grado de escolarización en Italia esto ya se ha superado, es una muestra evidente de las enormes diferencias que existen y la importancia de los regionalismos”, relató el investigador.
Un trabajo para todos
Indagar sobre todas estas cuestiones y generar un archivo que pueda ser utilizado como material de consulta para futuras investigaciones es el objetivo central del proyecto, que se encuentra en ejecución. “Pero la idea es que los recursos que generemos no estén sólo disponibles para su uso académico, sino también que cualquier persona que quiera conocer sus raíces pueda usar estos contenidos como fuente de información”, aseguró Pedrini y adelantó que uno de sus “objetivos secundarios” es la realización de un documental sobre la inmigración italiana en Argentina.
Por último, el equipo destacó la necesidad de comunicar y difundir esta iniciativa para recolectar la mayor cantidad de entrevistas posible, por lo que llaman a la comunidad a participar del proyecto, “donando” sus testimonios. “No importa la edad que tengan ni la que hayan tenido cuando llegaron al país, como tampoco importa cuándo hayan arribado a la Argentina. Si sos italiano, podés brindar tu testimonio”, afirmaron los investigadores.
Quienes deseen hacerlo pueden comunicarse telefónicamente con el departamento de Derecho y Ciencia Política de la UNLaM al (011) 4480-8995 u 8993, o por correo electrónico a las siguientes direcciones: sid_derecho@unlam.edu.ar; scilla.passeri@gmail.com; pedrini.stefania@gmail.com o nuevasgeneracionesfaca@gmail.com.