Nuestra propia revista nos puede servir para poder comunicar temas sin límites ni fronteras.
Para poder comunicarnos con el afuera, contarle al mundo nuestra realidad y que la gente conozca qué clase de personas viven en estos lugares.
Terminar con esos tabúes que hacen que la gente crea que dentro de una cárcel solo hay monstruos que comen a la gente en empanadas.
Para aclarar, para mostrar, para sorprender, para denunciar, para saludar y para recibir opiniones.
Es un medio de comunicación y una oportunidad de interactuar, de difundir nuestras ideas y proyectos.
Hacer una revista desde este contexto es una forma de estimular nuestras cualidades personales y poder defendernos en la vida que espera afuera.
Para informar que cada vez somos más los que aún estando privados de la libertad queremos progresar y ser personas honestas.
Pero también para desahogarnos de toda la reprimenda que se vive en el régimen penitenciario. Un sistema que oprime y solo se dedica a contener.
No podemos hacer las notas sólo en forma de queja porque seguro que nos van a censurar, pero puede ir argumentada. Es una forma de expresión que hace un poco más liviana esta carga.
Sirve para tener conciencia de la información que leemos y poder investigar y aprender sobre temas en los que la sociedad no está bien informada y así tener mejores respuestas a los problemas sociales.
Y por último podemos concientizar a la sociedad que somos parte de ella, aunque estemos en cautiverio, algún día SALDREMOS.
