17.2.11

EL LIBRO COMO VIAJE

Porque un libro que nace siempre tiene un tramo largo y complejo. Eso está en el germen de Viajera, una editorial que intenta acompañar a los nuevos autores “desde la cocina hasta la salida al mundo” de sus nuevos trabajos. Surgió como desprendimiento de talleres y ciclos literarios, aunque pueden acercarse quienes quieran, con la “obligación” de entender de qué la va la iniciativa.

(Por Paula Sabatés / Agencia NAN).- Se sabe: la industria cultural es un ámbito de supervivencia en el que los fuertes se sostienen y los débiles quedan en el camino. Difícil es la situación particular del mercado editorial, que a menudo debe lidiar con obstáculos como la piratería o la falta de interés en la lectura. Ni hablar de la dificultad de los autores-nadie, a quienes se les complica enormemente entrar al circuito. Por eso, surgida como un desprendimiento de Siempre de Viaje, literatura en progreso --un espacio donde confluyen talleres de escritura y lectura y eventos y ciclos literarios--, Viajera Editorial se conformó en 2006 como una alternativa a ese sistema excluyente.

“Lo que pasaba desde los talleres era que seguíamos todo el proceso de producción del libro, pero no teníamos cómo acompañar la salida. Y eso era bastante fuerte para los autores, porque se encontraban con que la publicación les demoraba dos años, que es el tiempo que manejan las editoriales en general. Por eso hicimos Viajera, para acompañar al autor en su primer libro, desde su cocina hasta su salida al mundo”, cuenta a Agencia NAN Karina Macció, escritora, docente, y directora editorial del proyecto.

Viajera nacía entonces con una tarea noble, pero para nada simple: darle un lugar a los primeros autores, guiarlos en el proceso de creación y seguir acompañándolos una vez editado su libro. Claro que era a la vez una tarea arriesgada, una apuesta fuerte que no muchas editoriales --mucho menos una independiente-- se hubieran animado a encarar. “Era jugarse mucho. El primer libro de autor puede ser una perla, porque cuando uno investiga a un autor siempre vuelve a ver dónde se inició. Pero a la vez los primeros autores son temerosos y nadie los conoce, por lo cual la parte de prensa se hace difícil, y hay que hacer mucho hincapié en la idea y en lo bueno del proyecto”, afirma Macció.

Hoy en día, no todos los que publican por Viajera salen de los talleres. “Nuestra idea no es quedarnos únicamente con la gente que viene de Siempre de Viaje. Al contrario, la bandera de los talleres es la de la circulación y la de Viajera más todavía”, afirma la directora. Así es que se acercó mucha gente a ofrecer manuscritos, pero no todos terminaron editando por no entender el proyecto. “Muchos creen que esta es una editorial en la que se paga el libro y lo hacemos. Bueno, no tiene nada que ver con eso, a nosotros los que nos interesa es el proyecto estético”, sentencia Macció.

Además, Viajera se dispone a editar a un autor presente: “que pueda acompañar también el proceso post-publicación, que se anime y se comprometa con un vínculo para mover el libro, para presentarlo en eventos, para defenderlo. Si no está dispuesto a hacer eso no nos sirve como autor y Viajera no le sirve a él”, explica Virginia Janza, que también es escritora, coordina talleres literarios y forma parte del consejo editorial de Viajera. Para ella, el objetivo de la editorial es potenciar la capacidad del autor de escribir lo mejor posible, sacar afuera una voz propia. “Los temas son siempre los mismos, lo que cambia es la manera de verlos y lo que que esa persona pueda despertar”, sostiene. Macció, Janza y Cecilia Maugeri, la tercera integrante del consejo editorial, acompañan al autor desde un lugar esencial: el de editoras. “La figura del editor fue cayendo a lo largo del tiempo y más con este nuevo modelo en el cual no hay sólo una persona que trabaja a la par del autor, sino infinitas partes en una maquinaria que no se ve”, afirma Macció.

Además de la colección Descubrir, dedicada a los nuevos autores –-allí editaron Janza y Maugeri por primera vez--, Viajera presenta la Colección Explorar, que se inició con una libro de Macció, y que edita a autores que ya publicaron, “no tan reconocidos y dispuestos a recorrer el mapa de la literatura contemporánea”. Entre las dos colecciones, la editorial ya publicó once libros y planea sacar algunos más para este año. Además, próximamente se inaugurará, con un nuevo libro de Maugeri, la colección Letra Bífida, que estará integrada por textos bilingües, lo que implica que mínimamente haya dos personas involucradas en el proceso. Por diferentes que sean, las colecciones comparten algo esencial: todos los libros de Viajera pertenecen a la “literatura artística o poética”, aquella que pugna por el manejo de recursos y la exploración de la lengua, donde la palabra está en primer plano.

Editoriales de este estilo no abundan: sostener el trabajo a lo largo del tiempo, siendo independiente, se hace difícil; más aún cuando el mercado editorial está dominado por grandes iconos que se aseguran la gran mayoría de las ventas. Viajera se mantiene astuta también en este sentido: desde el principio, sus miembros decidieron hacer la distribución personalmente para generar un contacto directo con el librero y los locales, a los que eligen en función de su ubicación geográfica y su reconocimiento en el ámbito literario.

“La distribución en librerías es una de las patas importantes de Viajera. Al principio fue difícil ingresar a ellas porque convencer a una persona de que vas a seguir manteniendo la actividad cuando tenés dos libros es una tarea complicada. La verdad es que los libreros también hicieron una apuesta con nosotros”, reconoce Janza, encargada también de la prensa y comunicación del proyecto. Pero más allá del contacto directo, también fue el diseño de los libros el que convenció a gran parte de los distribuidores.

“Siempre tuve la idea de que los libros fueran vistosos, con un formato tradicional en el sentido de que no se pierdan en la biblioteca porque son libros objetos, porque son muy finitos o algo así. Queríamos un libro-libro, porque ya bastante revolucionario era lo que estaba adentro”, cuenta Macció, aunque reconoce que los libros-objeto también les gustan, y que es por eso que desde Siempre de Viaje trabajan con pliegos y ediciones artesanales.

La otra pata importante a la cual apuesta Viajera son los ciclos y eventos literarios e itinerantes, que las viajeras organizan periódicamente en espacios artísticos, y entre los que se encuentran Viajera visita, donde los libreros pueden ver la convocatoria del proyecto, Letras combinadas, del que participan artistas de distintas disciplinas, y Viajera viceversa, donde dos autores invitados se leen cruzados. De más está decir que todo nuevo proyecto nace atravesado por la metáfora del viaje porque, como explica Macció, “tiene que ver con la idea que tenemos de la literatura como un viaje, más interior que físico, como una exploración. Porque el viaje es cuando escribís pero también cuando leés. Y como la vida es un viaje y el relato de esa vida se convierte en literatura, la literatura es inevitablemente una aventura”.