15.2.11

LAS NUEVAS PRÁCTICAS DE LECTURA EN INTERNET

Los modos de lectura en pantalla son influidos por el tipo de relación que los lectores establecen con ella. Los adolescentes, llamados nativos digitales, mantienen un vínculo natural influido por el entretenimiento más que por el estudio, mientras que para los adultos, la relación es utilitaria, diferente a la que tienen con el libro como soporte de lectura placentera. Así lo reveló un estudio que analizó las prácticas de lectura de jóvenes escolarizados y docentes de la ciudad de Buenos Aires.

La pregunta acerca de cómo es el tipo de lectura que realizan los jóvenes en la pantalla y si es comparable con los modos de leer el libro impreso fue el motor de una investigación de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Se relevó una serie de encuestas representativas de chicos de 14 a 18 años que concurren a la escuela media de la ciudad de Buenos Aires, tanto a establecimientos de gestión privada como estatal, y se estableció una comparación con adultos, docentes de ese mismo nivel educativo. Por otra parte, el análisis se completó con las sesiones de internet que desarrollaron los entrevistados.

Las conclusiones del estudio revelaron que el modo de leer en la pantalla se modifica según el tipo de relación que los lectores establecen con ella. Los chicos se vinculan naturalmente con la pantalla, y su uso está signado por el entretenimiento más que por el estudio, mientras que los adultos, en este caso docentes, mantienen una relación utilitaria, muy distinta a la que tienen con el libro como soporte de lectura placentera. Los chicos dicen preferir internet por la posibilidad de comunicarse -en el chat sobresalen las chicas sobre los varones- y de entretenerse, indicador con mayor incidencia en los varones. Mientras que los adultos dicen preferir su posibilidad de acceso a la información, según indicó el profesor Francisco Albarello, autor de la investigación, en un informe publicado por InfoUniversidades.

Esta diferencia hace también al tipo de uso multitarea que despliegan los usuarios: son los jóvenes quienes desarrollan una multitarea mucho más intensa, manipulando diversos programas a la vez, con un interés predominante en el chat que hegemoniza sus sesiones de internet y que es la razón principal por la cual eligen leer en pantalla.

Los adultos, en cambio, desarrollan una multitarea menos intensa, pero se destacan en la manipulación de ventanas múltiples cuando buscan información de interés. Es este factor el que permite concluir que también la pantalla ofrece una experiencia de placer, por la posibilidad de acceder a información variada de un modo ágil y sencillo.

La manipulación de las ventanas de la computadora hace que -a diferencia del libro, que no requiere de complejas maniobras para su manipulación- las condiciones de lectura se mantengan siempre explícitas, por tanto hay una sensación constante de vértigo o de apuro en la lectura en la pantalla, que hace a un tipo de lectura fragmentada, dispersa y superficial. En cambio, el libro es reconocido, tanto por los adultos como por los jóvenes, como el dispositivo elegido para una lectura concentrada. Por último, y contrariamente a lo que se dice de los nativos digitales, los chicos siguen replicando en la pantalla prácticas de la lectura propias del impreso, como marcar el texto o reforzar la lectura con el puntero del mouse.

Todo indica que se está en presencia de un nuevo tipo de lectura, donde la dimensión interactiva de la pantalla hace imperiosa la ampliación del concepto: pasar del leer al leer/navegar como dos acciones complementarias que describen más ajustadamente la interacción con el texto en las pantallas digitales.

Retrospectiva

La perspectiva histórica sobre el acto de lectura demostró que las revoluciones en los modos de leer tuvieron que ver no sólo con las innovaciones técnicas de los dispositivos, sino con las formas culturales que fueron adquiriendo las costumbres de los lectores. Así, Roger Chartier señala como cambios revolucionarios el paso de la lectura en voz alta a la lectura silenciosa, del rollo al códice y de la lectura intensiva a la extensiva.

En la Escolástica, un singular período de la Edad Media, se dio el paso de una lectura intensiva de los mismos textos una y otra vez al punto de ser memorizados, manteniendo una relación de reverencia hacia el libro como lugar de lo sagrado, a una lectura extensiva, donde se leían de modo superficial e irreverente muchos textos de diverso tipo. Incluso los Humanistas habían desarrollado un sorprendente artilugio, denominado “rueda de libros” por el que se podía acceder a varios libros abiertos en páginas predeterminadas para leerlos todos a la vez.

Sin dejar de reconocer el efecto de la imprenta de Gutenberg en la multiplicación de los libros y el consiguiente mayor acceso a éstos, el último gran cambio señalado por Chartier tiene que ver con el paso del libro a la pantalla. Podemos afirmar que el texto electrónico reúne las características del rollo antiguo (scroll en inglés no sólo quiere decir “rollo” sino que designa al tipo de desplazamiento que hacemos en el monitor para leer) y también del códice, al hacer clic en una “página” para avanzar hacia otra. Internet, a la vez, es escenario de una nueva lectura extensiva. Si antes este tipo de lectura fue potenciado por la imprenta, ahora, la World Wide Web lo hace hasta límites insospechados.