14.5.11

AGROTÓXICOS: "NECESITAMOS UNA LEY QUE PENALICE SU USO INDEBIDO"

“Hay que prohibir la fumigación por vía aérea porque es criminal, termina llegando a donde vive la gente”, enfatizó el doctor Medardo Ávila Vázquez, de la organización Médicos de Pueblos Fumigados, quien participó como expositor en el 1º Congreso de Salud Sociambiental que se realizó días atrás en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Allí se refirió a la gravísima situación del país en materia de agrotóxicos.

En Argentina viven 12 millones de personas en áreas que se fumigan con 300 millones de litros de agroquímicos. Así graficó Medardo Ávila el estado de situación actual del país en relación al uso de herbicidas y pesticidas en la producción agrícola, productos químicos con altos niveles de toxicidad para la salud humana y el medio ambiente.

Ávila Vázquez es docente de la Universidad Nacional de Córdoba y colabora también con la organización Médicos de Pueblos Fumigados, integrada por un conjunto de  profesionales de diferentes áreas de salud,  antropología, trabajo social y otros campos relacionados.

"La organización surge para dar contención a los equipos de salud de los pueblos del interior, que están aislados y que atienden a población que se enferma a consecuencia de las prácticas productivas agrarias. Muchas veces, plantear lo que está pasando con estas prácticas en los pueblos genera a los habitantes locales enfrentamientos con intendentes y con los productores más ricos del pueblo. Entonces, en lugares chicos, estos equipos suelen perder legitimidad por estas disputas. Lo que intentamos nosotros es darles respaldo, contenerlos, generar ámbitos donde puedan presentar sus observaciones clínicas y discutir entre todos cómo encontrar una salida a los problemas", relató el médico, en diálogo con la Dirección de Comunicación Multimedial de la UNR.

Ávila Vázquez se enorgullese cuando habla de los logros de esta organización sin fines de lucro en la que participa activamente.

"En los últimos tiempos, hemos conseguido que Médicos de Pueblos Fumigados crezca en ámbitos universitarios. Yo, por ejemplo, vengo de la cátedra de Pediatría de la Universidad de Córdoba y ahora estamos generando espacios compartidos con la Universidad Nacional de Rosario, participando de eventos como este Congreso, lo cual es muy importante para avanzar en soluciones a la problemática de agrotóxicos", afirmó.

Mapas de la Argentina fumigada

En relación al uso de agrotóxicos, la situación del país es grave. Millones de personas viven en áreas que se fumigan intensamente. De hecho, según informó Ávila Vázquez, las dosis de agroquímicos que se aplican "van creciendo, se van repitiendo y la gente desde los pueblos anuncia que aparecen enfermedades diferentes. La agresión se va acumulando y las personas que tienen predisposición para desarrollarse un cáncer, por ejemplo, ven superadas sus barreras de defensas y se enferman".

Entre los químicos que se aplican a los cultivos, el más nocivo es el glifosato. Tal como lo explicó el médico, esto no se debe tanto al nivel de toxicidad intrínseca sino a las enormes dosis que se aplican. "Si se compara con otros, como el endosulfán, sería menos tóxico. Sin embargo, de endosulfán se usan 4 millones de litros y de glifosato estamos rociando 200 millones sobre la misma gente".

El segundo gran problema que enfrentan quienes viven en áreas fumigadas es el amplio uso de agrotóxicos combinados.

"El sistema agrario muchas veces incluye mezclas de químicos. Nosotros somos testigos de cómo los ingenieros y técnicos aconsejan a los productores usar productos mezclados en forma preventiva", testimonió Ávila Vázquez. Tales combinaciones de tóxicos multiplican su acción nociva.


Hacia una Ley Nacional de Agroquímicos

En nuestro país no existe una ley que regule el uso de agroquímicos. Existen algunas normativas provinciales cuya aplicación no resulta del todo clara. Según describió Ávila Vázquez, el SENASA "tiene un directorio donde participa la mesa de enlace y las cámaras de productores. Es un organismo vinculado exclusivamente a la producción y a lo comercial. Es el que autoriza los tipos de plaguicidas que se usan en la Argentina. En esa mesa no hay una mirada de salud ni de ambiente. Más bien son como el león, la pantera y el tigre determinando qué van a hacer con los pobres ratoncitos que viven debajo de los aviones que pasan fumigando".

Con este estado de cosas, el panorama en las provincias es arduo. "Hay algunas leyes provinciales que regulan qué reparos tener en las fumigaciones, pero cuando no se cumplen sólo se aplica una pequeña multa al productor, multas que son irrisorias. Nosotros estamos luchando por que se considere delito a las fumigaciones ilegales, que atentan contra la salud y el ambiente. De este modo se podrán denunciar ante las provincias y podrá actuar la autoridad pertinente. Si hoy llamás a la policía porque están fumigando te responden que no tienen nada para hacer", puntualizó el médico de Pueblos Fumigados.

Ante esta situación, la organización donde trabaja el doctor junto a otras asociaciones ambientalistas del país presentaron en la legislatura un proyecto de ley que busca regular el uso de productos químicos en la producción agraria argentina.

"Una de las cosas que planteamos en el proyecto es prohibir la fumigación por vía aérea porque es criminal, termina llegando a donde vive la gente", comentó Ávila Vázquez, quien agregó que en Córdoba ocurrieron casos donde las avionetas "fumigaron barrios enteros".


Productores, renta y glifosato

La toxicidad de los agoquímicos ha sido largamente probada por estudios científicos nacionales e internacionales. En los pueblos fumigados, muchos niños nacieron con malformaciones y otros enfermaron luego de leucemia y otras patologías graves. Sin embargo, los productores no merman la aplicación de químicos en sus campos, aún cuando sus propias familias sufren las consecuencias.

"Yo veo cierta desaprensión por parte de los productores agrarios en usar químicos en forma irracional, pensando que no son tóxicos. Los productores están encandilados por la gran rentabilidad del sistema. Yo tengo pacientes hijos de productores, algunos se han muerto, y sin embargo ellos tratan de pensar que fue por algo casual, que les podía pasar, y siguen creyendo en el discurso de la industria, de Monsanto y de muchos técnicos que repiten que los productos son inocuos. Ese discurso lo escuchan desde hace 15 años, y desde hace algún tiempo también están escuchando a las universidades que les decimos que son venenos y les contamos cuáles son las consecuencias", indicó.

Para Ávila Vázquez, estamos atendiendo a una gran disputa que incluye "al lobby de la industria y los productores, con sus intereses económicos", quienes continúan defendiendo la aplicación de agrotóxicos en Argentina "a pesar de que las consecuencias caigan sobre sus propias familias".