El dirigente social Juan Cymes, quien fuera un reconocido, respetado y representativo referente de los sectores más humildes y postergados de la Ciudad y el Gran Buenos Aires, será homenajeado con motivo de cumplirse ocho años de su muerte, en un acto convocado por la Juventud de la Fuerza Emancipadora de Villas y Barrios Marginados (FEDEVI) que se realizará el viernes 11, a las 19:30, en Hubac 6381, en el barrio porteño de Villa Lugano.
Tal como le hubiera gustado a Cymes, fundador de la FEDEVI, un grupo de emprendedores de la economía social, popular y solidaria realizará una exposición de sus productos en el marco de este acto en donde se lo recordará a través de anécdotas, fotos y videos.
Estos emprendedores que se encontraban en situación de vulnerabilidad social e informalidad laboral, son beneficiarios de 300 créditos que la Agrupación Juventud FEDEVI entregó mediante fondos de la Comisión Nacional de Microcrédito dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que les permitió iniciar sus actividades productivas.
Cymes, oriundo del barrio porteño de Mataderos y que vivía en la Villa 15, mal llamada “Ciudad Oculta”, murió el 11 de noviembre de 2003 debido a las secuelas físicas de una terrible golpiza que recibió el 26 de septiembre de aquel año, cuando se encontraba trabajando sólo en la sede de la Coordinadora de Villas y Núcleos Habitacionales de la Ciudad de Buenos Aires, organización que presidia.
“Su nombre es relativamente legendario no sólo para la población villera de Capital sino para los villeros de La Matanza, como los del barrio Las Antenas. Como él mismo dice, esa zona villera de la provincia no es más que la continuidad natural de otras villas de Capital, con ejes de salida que parten, entre otras vías posibles, de la avenida de los Corrales. A los efectos de estas páginas, afirmar que el nombre de Juan Cymes es largamente conocido por los dirigentes villeros porteños (y por los numerosos funcionarios que lo sufrieron) lleva implícito el hecho de que el hombre no tiene por qué ser conocido para la sociedad no villera. La incomunicación entre ambos mundos hace a la esencia del tema”.
Así comienza un texto del periodista Eduardo Blaustein, en el que hace una semblanza de este dirigente que luchó por la causa y los derechos de los villeros hasta el último instante de su vida.
De sus 67 años, Cymes había pasado más de 30 trabajando en la Villa 15, más conocida como Ciudad Oculta, denominación que él detestaba por discriminadora. “¿Oculta de qué? ¿Quién se oculta?”, solía decir. La suya fue una de las voces que sobrevivieron a las ordenanzas y aplanadoras de Osvaldo Cacciatore. Criado en un conventillo de Mataderos, donde jugaba picados con los vecinos de las villas cercanas, comenzó su militancia social de la mano de un compañero de la fábrica Camea. A partir de entonces, su acción dentro de los barrios más pobres no se interrumpió jamás. Días antes de su muerte, continuaba luchando contra la injusticia, como él decía, “desde el lugar donde vivo, jamás detrás de un escritorio”, recuerda un informe de la periodista Martina Noailles, publicado en el diario Página 12.
Un ejemplo del pensamiento de Cymes y su relación con los vecinos y compañeros, se desprende de una carta de convocatoria para participar de la marcha por los 20 años del Golpe Militar realizada el 24 de marzo de 1996.
“Nuestra querida VILLA 15, mal llamada “Ciudad Oculta”, por la canalla represora y la inconciencia colectiva impuesta despóticamente desde arriba, sufrió como todas las villas, núcleos y barriadas carenciadas, toda clase de ataques, ocupaciones, matoneadas, violaciones, topadoras, usurpación de su Sede Vecinal por alcahuetes de la C.N.V.- algunos de los cuales andan rodando por allá y por acá con “caras de santos” y sufrió en síntesis la expulsión de más de 500.000 de vecinos y la “volteada” de 1.500 casas!- ¿Podemos olvidarnos de todo ese atropello, Vecinos? - ¿Verdad que no?”, decía en uno de sus párrafos.
Y agregaba: “Muchos mayores –y no tan mayores- se acuerdan perfectamente de ese desastre. Otros, tal vez la mayoría de los que hoy pueblan nuestra villa, ni recuerdan y hasta desconocen lo que se padeció bajo el régimen de la bota militar y lo que se luchó para que hoy podamos vivir libremente en éstas, nuestras tierras, sin “erradicación” y con perspectivas ciertas de que a corto plazo, podamos exhibir con honra nuestros títulos con ESCRITURA PÚBLICA. Y si hay falta de memoria, Compañeros Vecinos, asumamos, también es RESPONSABILIDAD nuestra! Por ello, creo que es un deber impostergable y hasta imperdonable, olvidar esta dolorosa fecha del 24 de marzo.”
Tal como le hubiera gustado a Cymes, fundador de la FEDEVI, un grupo de emprendedores de la economía social, popular y solidaria realizará una exposición de sus productos en el marco de este acto en donde se lo recordará a través de anécdotas, fotos y videos.
Estos emprendedores que se encontraban en situación de vulnerabilidad social e informalidad laboral, son beneficiarios de 300 créditos que la Agrupación Juventud FEDEVI entregó mediante fondos de la Comisión Nacional de Microcrédito dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que les permitió iniciar sus actividades productivas.
Cymes, oriundo del barrio porteño de Mataderos y que vivía en la Villa 15, mal llamada “Ciudad Oculta”, murió el 11 de noviembre de 2003 debido a las secuelas físicas de una terrible golpiza que recibió el 26 de septiembre de aquel año, cuando se encontraba trabajando sólo en la sede de la Coordinadora de Villas y Núcleos Habitacionales de la Ciudad de Buenos Aires, organización que presidia.
“Su nombre es relativamente legendario no sólo para la población villera de Capital sino para los villeros de La Matanza, como los del barrio Las Antenas. Como él mismo dice, esa zona villera de la provincia no es más que la continuidad natural de otras villas de Capital, con ejes de salida que parten, entre otras vías posibles, de la avenida de los Corrales. A los efectos de estas páginas, afirmar que el nombre de Juan Cymes es largamente conocido por los dirigentes villeros porteños (y por los numerosos funcionarios que lo sufrieron) lleva implícito el hecho de que el hombre no tiene por qué ser conocido para la sociedad no villera. La incomunicación entre ambos mundos hace a la esencia del tema”.
Así comienza un texto del periodista Eduardo Blaustein, en el que hace una semblanza de este dirigente que luchó por la causa y los derechos de los villeros hasta el último instante de su vida.
De sus 67 años, Cymes había pasado más de 30 trabajando en la Villa 15, más conocida como Ciudad Oculta, denominación que él detestaba por discriminadora. “¿Oculta de qué? ¿Quién se oculta?”, solía decir. La suya fue una de las voces que sobrevivieron a las ordenanzas y aplanadoras de Osvaldo Cacciatore. Criado en un conventillo de Mataderos, donde jugaba picados con los vecinos de las villas cercanas, comenzó su militancia social de la mano de un compañero de la fábrica Camea. A partir de entonces, su acción dentro de los barrios más pobres no se interrumpió jamás. Días antes de su muerte, continuaba luchando contra la injusticia, como él decía, “desde el lugar donde vivo, jamás detrás de un escritorio”, recuerda un informe de la periodista Martina Noailles, publicado en el diario Página 12.
Un ejemplo del pensamiento de Cymes y su relación con los vecinos y compañeros, se desprende de una carta de convocatoria para participar de la marcha por los 20 años del Golpe Militar realizada el 24 de marzo de 1996.
“Nuestra querida VILLA 15, mal llamada “Ciudad Oculta”, por la canalla represora y la inconciencia colectiva impuesta despóticamente desde arriba, sufrió como todas las villas, núcleos y barriadas carenciadas, toda clase de ataques, ocupaciones, matoneadas, violaciones, topadoras, usurpación de su Sede Vecinal por alcahuetes de la C.N.V.- algunos de los cuales andan rodando por allá y por acá con “caras de santos” y sufrió en síntesis la expulsión de más de 500.000 de vecinos y la “volteada” de 1.500 casas!- ¿Podemos olvidarnos de todo ese atropello, Vecinos? - ¿Verdad que no?”, decía en uno de sus párrafos.
Y agregaba: “Muchos mayores –y no tan mayores- se acuerdan perfectamente de ese desastre. Otros, tal vez la mayoría de los que hoy pueblan nuestra villa, ni recuerdan y hasta desconocen lo que se padeció bajo el régimen de la bota militar y lo que se luchó para que hoy podamos vivir libremente en éstas, nuestras tierras, sin “erradicación” y con perspectivas ciertas de que a corto plazo, podamos exhibir con honra nuestros títulos con ESCRITURA PÚBLICA. Y si hay falta de memoria, Compañeros Vecinos, asumamos, también es RESPONSABILIDAD nuestra! Por ello, creo que es un deber impostergable y hasta imperdonable, olvidar esta dolorosa fecha del 24 de marzo.”