19.11.11

PARA SALVAR EL PLANETA, SALIR DEL CAPITALISMO

El periodista francés Hervé Kempf visitó el Campus Miguelete de la Universidad nacional de San Martín (UNSAM) y planteó la necesidad de reducir el consumo, acortar la brecha de desigualdad y otorgarle un sentido más profundo a la justicia social como bien común relacionado al cuidado del ambiente. El especialista subrayó como un rasgo actual del capitalismo el hecho de que “la oligarquía bloquea la solución de la crisis económica de la sociedad, porque ejerce poder sobre la política, los medios de comunicación y la economía".

(Por Daniela Barrera) El especialista en política y medioambiente Hervé Kempf, autor de los libros “Para salvar el planeta, salir del capitalismo” y “Cómo los ricos destruyen el planeta”, y periodista de ecología en el diario “Le Monde Diplomatique”, visitó la Argentina y dio una conferencia invitado por el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA).

Sus trabajos abordan el tema de la crisis ecológica de amplitud global e histórica en la que se destacan factores como el cambio climático, la crisis de la biodiversidad y la crisis de polución del ecosistema. El intelectual cuestiona la falta de reacción de la sociedad mediante un enfoque que relaciona el problema ecológico con los aspectos económico, social y cultural.

“En todos los países, y principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaña, la evolución de la disparidad entre los ingresos de los principales dirigentes de las corporaciones y los de los trabajadores asalariados es muy notoria: esto significa que se ha constituido una clase dirigente extremadamente rica, que podríamos llamar oligarquía”, señala. Y, frente a estos puntos, analiza las relaciones de poder en el momento en que la biosfera ha llegado a su límite.

“Por un lado, los climatólogos dicen que podemos llegar a una degradación de la cual no sería posible volver atrás; por otro, los naturalistas avisan que vivimos la sexta crisis de extinción de las especies (la desaparición de los dinosaurios, hace 65 millones de años fue la quinta) y, en tercer lugar, vemos en la fragilización de los océanos la muestra de que no eran ilimitados”, indica Kempf.

Economía, desigualdad y ecología

El autor da cuenta de que en las sociedades jerarquizadas -es decir el mayor porcentaje del globo terráqueo- predomina un modelo de representación en el que los individuos de las diferentes capas rivalizan entre sí para alcanzar prestigio: cada capa confronta imitando a la que está por encima de la suya, por lo tanto es la capa más alta la que decide e inspira este modelo social y es, a su vez, la que más fomenta la ostentación.

“La oligarquía bloquea la solución de la crisis económica de la sociedad, porque ejerce poder sobre la política, los medios de comunicación y la economía, pero también ejerce ese poder como modelo cultural de una sociedad. Esa presión la aplican los países del norte hacia los del sur”, señaló el periodista.

Según pudo relevar InfoUniversidades, la propuesta de Kempf reside en reducir el impacto colectivo sobre la biosfera y sobre las industrias culturales a partir de la minimización del consumo material, los residuos contaminantes y la explotación de los recursos naturales y, de esta manera, generar un cambio cultural y lograr la reducción de la biosfera.

“Esto no es posible si no se reducen las desigualdades -argumenta-: las capas sociales más altas deberían restringir su consumo y el efecto sería de menor derroche e impacto en las capas más bajas. Se llegaría a un movimiento equitativo para el cual es necesario primero disminuir la desigualdad.

Kempf aludió además a una victoria ecológica del pensamiento capitalista: “La modificación que generó no ha sido sólo el aumento de las desigualdades, fue también la apología del individualismo, del mercado y de la competencia y la estimulación constante de la rivalidad ‘ostentatoria’ a través de los medios”.

Por eso es necesario primero ir hacia la transformación de la cultura colectiva, poniendo por delante la búsqueda del bien común, mediante tres puntos de partida: retomar el control sobre los bancos y el sistema financiero; invertir la lógica de distribución cobrando más impuestos a los ricos y menos a los pobres; cambiar los indicadores de medición económica de modo que incluyan parámetros sobre el tema ecológico.

Finalmente, agregó el escritor, es necesaria “una mejora del nivel de vida de los más pobres, a quienes sí habría que brindarles la posibilidad de aumentar el consumo y un financiamiento de actividades de menor impacto ecológico que provean de una respuesta eficaz a las necesidades sociales como generación de empleo, transporte colectivo, políticas de educación, de salud, de cultura... en definitiva, justicia social”.

Argentina y la oligarquía de la soja

“A nivel global el capitalismo sembró la ideología de que el científico debe trabajar para las empresas, pero la tarea de los científicos es pensar cuál es su posición respecto de la economía y la política, valorar que la ciencia no es ajena a la sociedad”, admite el periodista europeo que, aunque dice no conocer a fondo el caso argentino se refiere a la cuestión de la soja.

Según el especialista, el estudio que debería haberse hecho sobre el cultivo de soja transgénica en los ‘80 no se llevó a cabo y, como consecuencia, hubo efectos negativos sobre el medio ambiente. Respecto de nuestro país, Kempf se pregunta si el modelo de cultivo a gran escala mantiene los lineamientos de la oligarquía.

“Los problemas que esto ocasiona no son tomados como un tema demasiado profundo si se lo compara con la magnitud de la prosperidad económica que produce la soja”, señala. Y concluye: “Me doy cuenta de que Argentina se liberó de los Estados Unidos pero su oligarquía vuelve a someterla a la dependencia de otra oligarquía: se trata de una oportunidad muy dependiente de China”.

Fuente: Infouniversidades