2.11.11

“NUNCA TENEMOS QUE DEJAR ATRÁS LA DIVERSIÓN”

“Premio y coincidencia” es el corto ficcional realizado y producido desde el corazón de Villa la Tela, por Johanna, Janet, Dahiana, Luana y Rocío, todas ellas entre 13 y 15 años. Desde este rincón al oeste de la ciudad de Córdoba, desplegado a lo largo de 2 kilómetros sobre la ruta 20, las chicas comenzaron a juntarse en torno al proyecto audiovisual “A rodar la tela” en el 2010, dejando atrás el grupo de juego y apoyo escolar que funciona en el barrio. “Ya estamos grandes”, confirman, “a nosotras nos gusta seguir, ir aprendiendo más cosas”.

El corto acaba de editarse, y empezó a transitar diferentes espacios. El viernes 21 de octubre se presentó en el VI Foro de Trabajo Comunitario de la Facultad de Psicología, al que Johanna y Janet con muchas expectativas se acercaron hasta la ciudad universitaria, para ver cómo había quedado terminado. Hablamos con ellas para conocer un poco más de la experiencia.

“Vinieron, nos mostraron unos cortos de otros barrios, y nos gustó; nosotras queríamos hacer lo mismo”, cuentan sobre el inicio del proyecto. Después hubo que “pensar las ideas, qué es lo que íbamos a hacer, qué protagonistas”.

La construcción del guión fue entre todas. Cada integrante del equipo creó una historia, y en grupo decidieron cuál iban a realizar. Cuál no, mejor dicho cuáles, ya que del intercambio, surgió cruzar dos de las historias propuestas: contar una coincidencia.  

“Queríamos que sea con la gente grande y la gente joven, no queríamos tener todos jóvenes” explica Johana sobre la elección de personajes: una abuela, y dos chicas que trabajan de empleadas domésticas.

“Queríamos contar, de parte de la abuela, la felicidad que podía tener por cumplir un sueño, y de las chicas que limpiaban, que se haga justicia por su sueldo: ellas tenían derecho a tener un sueldo digno”, aseveran, de manera tal que uno podría asegurar que además de aprender a contar una historia cinematográfica, también estuvieron repasando derechos.

Pero antes de darle vida al guión, vieron muchas pelis, las visitó gente de cine, y teatro para charlar, y aprender cómo usar la cámara, qué son  los planos, sobre iluminación, sonido, maquillaje y actuación en cine. Para organizarse, unos eligieron filmar, otros actuar, otros buscar la ropa para disfrazarse.

Producir un corto es un proceso paso a paso, que implica dedicarle tiempo y ser paciente para ver el resultado; al comienzo eran un grupo más numeroso, y finalmente quedaron cinco. Igual, el trabajo en equipo, además de un corto, da otros frutos: “nos sirvió para estar más unidas, porque antes hablábamos poco y nada, y ahora podemos conversar todo”.

Dice Janet “nos interesa progresar”, pensando en por qué llegó hasta el fina del proceso. Y continúa Johana, “nos gustaría ser como Pame y Nati –sus dos coordinadoras- siempre nos dicen que no tenemos que dejar atrás la diversión, siempre tenemos que divertirnos. Eso nos gusta”.

Ahora sentadas en el hall central la facu de psicología, minutos antes de la presentación de su corto ante una audiencia universitaria, recuerdan con risa que al principio temblaban cuando las filmaban.

¿Quién les gustaría que vea su corto? “nuestros padres; y gente que sepa, que después nos pueda ayudar a nosotras, que nos enseñen para poder aprender” -coinciden las dos.

Y al corto lo van a ver muchas personas, más de lo que ellas pensaron: está previsto proyectarlo en el marco de las Jornadas por los Derechos de Jóvenes y la 5º Marcha de la Gorra, en noviembre. Y antes de fin de año, en el centro cultural Cocina de Culturas y en el C.P.C. de Ruta 20, donde podrán acercarse familiares y amigos.

La capacidad de soñar está abierta, y las ganas de llevarlos a cabo, también. Como cuentan las chicas sobre el título del taller: “A rodar la tela, somos nosotras diciendo que queremos seguir”.

Fuente: Enredate!