19.4.11

AGUA POTABLE PARA FAMILIAS AISLADAS Y DE BAJOS RECURSOS

Un grupo de ingenieros, a partir de la aplicación de tecnologías para el desarrollo social, patentó un equipo solar para purificar el agua destinada a pobladores de viviendas rurales del norte argentino. La situación de aislamiento requiere un dispositivo que no necesite de insumos ni de mantenimiento y que, en caso de requerirlo, sea mínimo y simple de efectuar por cualquier persona.

Ingenieros del departamento de Mecánica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en función de resolver la situación de núcleos de pobladores carecientes de Santiago del Estero y mediante la realización de pruebas de campo en Colonia Dora y Añatuya, verificaron que la falta de energía eléctrica, sumada a la dispersión poblacional y la localización regional, requerían el empleo de energía solar para la purificación del agua. Fue así que diseñaron un equipo que toma el agua del tanque cisterna de las viviendas, elimina los contaminantes y deposita el agua limpia para consumo humano en tanques más pequeños.

Los pobladores de esas zonas, al igual que muchos más de la mitad del territorio argentino, deben caminar kilómetros para recoger en tachos el agua que sacan de ríos, arroyos o pozos contaminados con sales, metales pesados, microorganismos patógenos y arsénico. El arsénico es un veneno que, cuando se ingiere en bajas dosis durante largo tiempo, causa desde problemas cutáneos hasta cardiovasculares, hepatorrenales, neurológicos, respiratorios y hematológicos.

La presencia de arsénico en bajas concentraciones en agua de consumo ha ocasionado la diseminación del hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), enfermedad que se manifiesta por alteraciones como melanoderma, leucoderma y/o queratosis palmo plantar, evolucionando hacia patologías más graves como distintos tipos de cáncer: de vejiga, piel y pulmón. Un gran riesgo del HACRE es que los efectos de las patologías se desarrollan en períodos de tiempo muy largos (años) lo cual hace que la población reaccione en forma tardía.

“Como las aguas suelen contener sales, los pobladores eligen las de sabor más dulce, que, paradójicamente, son las que mayor contenido de arsénico tienen” indica a InfoUniversidades Fernando Audebert, director del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación en Ingeniería y Diseño Industrial (CIDIDI), quien lideró la iniciativa. “Entonces ¿cómo ayudarlos? Porque no hay ninguna tecnología grande, es decir, de las que se utilizan para pueblos enteros, que pueda utilizarse para resolver el problema de un rancho aislado”.

Audebert indicó que, aunque la mitad del territorio argentino que se extiende hacia el norte recibe abundante irradiación solar, no hay muchos desarrollos pensados para aprovecharla. Fue por esto que los investigadores tuvieron en cuenta las características de la población para que la tecnología fuera de fácil inserción en las costumbres de los moradores dispersos.

En las localidades estudiadas, la población dispersa comprende alrededor de un 40 por ciento de los habitantes. Con el nuevo procedimiento, la provisión de agua consiste en la toma de ésta de pozos o ríos; el transporte en carreta de tanques cargados con el agua, y el depósito en tanques cisterna de la vivienda de donde se provee a diario el agua.

Tecnología para el desarrollo social a bajo costo


El equipo, ideado por Audebert, incluye tres tipos de tecnologías para la purificación del agua: destilación con un circuito integrado por doble proceso que aumenta el rendimiento de producción de agua y elimina todo tipo de contaminantes, y dos sistemas adicionales de eliminación de microorganismos, que emplean la radiación solar UV y procesos de fotocatálisis.

El prototipo combina diversas tecnologías en un solo equipo y fue probado con agua contaminada. Como resultado, se obtuvieron valores de contaminación por debajo de los límites máximos admitidos para consumo, dados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las normas de la Argentina.

“Lo que hace este equipo es una destilación por doble proceso, lo que aumenta el rendimiento de producción de agua y elimina todo tipo de contaminantes. En el interior circula un líquido por circuito cerrado, que es el que se calienta y transmite calor mientras el agua va por afuera. Después de calentarse, pasa a una batea superior donde sufre algo similar al efecto invernadero, se condensa, e ingresa en unas canaletas recubiertas con dióxido de titanio, un elemento que produce una reacción catalítica que mata los microorganismos. Esas canaletas la conducen a un depósito de agua limpia. Para permitir la irradiación del agua, en lugar de un vidrio común, utilizamos un tipo de polímero que deja pasar los rayos ultravioletas” explicó el investigador.

Según estiman los ingenieros, “si los municipios se involucran, esta tecnología podría difundirse rápidamente, ya que el costo del equipo podría oscilar entre 3.000 y 5.000 pesos”.

Fuente: InfoUniversidades