18.4.11

NO ME TALES, NO ME QUEMES, NO ME MATES

La intensa y cada vez más acelerada pérdida de bosques nativos constituye uno de los problemas ambientales más críticos en Córdoba. Las Sierras Chicas son uno de los ecosistemas más deteriorados, afectado por el sobrepastoreo, la tala, los recurrentes incendios y el avance descontrolado de la urbanización.


(Por Daniel Díaz Romero / Sala de Prensa Ambiental).- La pérdida de los bosques es un dramático problema de conservación en la provincia, tanto por sus efectos como por la velocidad con la que se produce. “Hay que esperar que los mejores bosques desaparezcan rápido. No hay montes superiores a éstos, pero solo sobrevivirán en áreas inaccesibles y montañosas. Sierras rapadas, serán el entorno de un paisaje conformado por casas mezcladas con yuyales bajos y sin árboles”, sentencia el Doctor en Biología, Enrique Bucher, miembro de la Academia Nacional de Ciencias y Director del Centro de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Deforestando a lo africano

El biólogo Gregorio Gavier realizó un informe publicado por la Academia Nacional de Ciencias donde advierte que, durante el período 1970-1997, se perdió el 40% del bosque en las Sierras Chicas. El área de estudio está situada en el departamento Colón e incluye a Mendiolaza, Unquillo, Río Ceballos y Salsipuedes e indica que, en el caso de la llanura, la tasa de deforestación es comparable al 4% experimentado en Costa de Marfil, África. Entre 1970 y 1997 desaparecieron 5.758 hectáreas de bosque en el área de estudio. Las superficies con mayor deforestación fueron taladas para realizar loteos y se encuentran en los alrededores de Río Ceballos, Salsipuedes y El Pueblito.

Daniela Tamburini, bióloga del Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables (CERNAR) de la UNC señala que: “En Córdoba, el valor tradicional de la tierra, aumenta cuando está libre de bosque, como si la vegetación autóctona significara una desmejora”.

Acerca de los resultados del informe, Bucher es concluyente: “Producimos documentación objetiva, ya que siempre se discute si hay deforestación o no; en este caso, hay suficientes elementos de juicio, a través de las fotos satelitales, que ofrecen datos irrefutables. La deforestación es un proceso que esta acelerándose y en Córdoba, tenemos una tasa anual cercana al 3%, tan alta como la del Amazonas”.

El especialista explica que la eliminación masiva de bosques afecta la calidad de vida de los pobladores: “Sus efectos incluyen la pérdida de recursos forestales, paisajísticos, alimentarios, genéticos y compuestos de uso medicinal. La deforestación produce, además, alteraciones en el clima y en los regímenes hidrológicos, erosión y pérdida de suelo”, señala el experto. Esto, lleva a la pérdida de suelo fértil y un mayor escurrimiento superficial, acelerando la eutrofización de diques como el de La Quebrada, lo que afecta la aptitud del agua para el uso urbano y agrícola.

Detrás del árbol, poco bosque

Aún sin ser totalmente eliminado, el bosque fragmentado, pierde la capacidad de albergar a muchas especies, lo que implica el riesgo de extinción de algunos animales y plantas. Bucher indica que el bosque va quedando reducido a segmentos aislados: “A medida que aumenta la fragmentación muchas especies animales se pierden, porque necesitan grandes áreas para vivir, aunque no desaparezca todo el ecosistema”.

De acuerdo al escenario elaborado por este equipo de biólogos, en el año 2020 el bosque se reduciría a menos de la mitad de la superficie que ocupaba en 1970. El paisaje, entonces, estará dominado por áreas urbanas extensas y continuas, alternando con vegetación baja y el bosque nativo quedará reducido a fragmentos aislados.

Un segundo nivel de degradación implicará la erradicación total del bosque nativo, donde no existirán alternativas económicamente y ecológicamente viables para recuperarlo. “A menos que se tomen medidas drásticas, el futuro del bosque serrano es incierto”, diagnostican los científicos. Si continúan las actuales variables, los especialistas indican que es improbable que el deterioro del bosque de las Sierras Chicas pueda detenerse. “Consideramos prioritario planificar y ordenar el crecimiento urbano en la región, desarrollando medidas para frenar y revertir la pérdida.” Para ello, sostienen que hay que asegurar el cumplimiento de las leyes que protegen al bosque, incluyendo la compensación económica por servicios ecológicos, tales como la captación de agua para las cuencas hídricas que abastecen a las poblaciones de la región.

La Quebrada, con diagnóstico reservado

El biólogo Gregorio Gavier, demuestra que “existen muy pocas áreas protegidas en las Sierras Chicas. La más importante es la Reserva Natural La Quebrada, creada en 1987, con el fin de proteger la cuenca hídrica y su vegetación”. Por ello, compararon las tasas de deforestación dentro de la Reserva con las observadas en la región y el resultado fue sorprendente: dentro del área protegida el bosque disminuyó de 586 hectáreas en 1970 a 345 hectáreas en 1997, un valor superior al observado en toda la zona y, lo que es peor, la deforestación de la Reserva se intensificó luego que fue declarada área protegida. “Es significativo que la pérdida de bosque haya sido proporcionalmente mayor dentro de la Reserva que en el promedio del bosque serrano”, dice Gavier.

La Reserva contiene el embalse que provee de agua a los municipios de Río Ceballos, Unquillo y Mendiolaza. Por eso la urgencia de protegerlo. Además, constituye uno de los principales atractivos turísticos de la región. Su fauna incluye 10 especies de anfibios, 13 de ofidios, 5 de saurios, 120 de aves, y 19 de mamíferos.

Para los especialistas, esta Reserva, ubicada a 7 km. de Río Ceballos, no cumple con su función de área protegida y sostienen que urge reforzarla, ya que no cuenta con un plan de manejo efectivo ni con infraestructura, cantidad de personal y recursos adecuados para cumplir con su cometido. Además, afirman que es indispensable promover la creación de nuevas áreas protegidas en la región.

La deforestación, con el pié en el acelerador

Daniela Tamburini realiza, desde hace años, un seguimiento de las leyes que procuran la conservación de los bosques. La bióloga traza un panorama preocupante: “Existe abundante legislación que protege al bosque nativo, pero en muchos casos, no es aplicada o es sistemáticamente violada”, afirma la bióloga y agrega que “Los responsables de conservar los recursos naturales de la provincia deben plantearse si, en la actualidad, el marco legal permite desarrollar políticas que preserven los bosques serranos”.

“Si no conservamos, podremos vivir, pero exportando maderas, comida y agua. Los ecosistemas pueden degradarse aun más, pero el costo será la escasa disponibilidad de agua, la pobreza de los suelos y la pérdida del paisaje”, explica Bucher y dice que “Córdoba se juega a desarrollar el turismo pero si lo único que ofrece el gobierno es infraestructura hotelera, descuida un capital básico que es la belleza paisajística, un capital común. Los turistas van a lugares lindos, a medida que la calidad del paisaje se degrade, este desarrollo será inviable”.

La bióloga del CERNAR indica que “Cuando perdemos un bosque destruimos mucho mas que un conjunto de árboles, ya que es una unidad que funciona como un todo. Las funciones de filtración del agua, de captación del carbono que realizan estos ecosistemas, son servicios que hoy tenemos gratis y que en un futuro, tal vez, tengamos que pagarlos”.

“Definitivamente, no está instalado un mecanismo de planeamiento a largo plazo”, comenta Bucher y añade: “Córdoba tiene menos agua superficial, que Santiago del Estero, tras lo cual formula inquietantes preguntas: ¿De dónde vamos a sacar el agua, cuando dupliquemos la actual población, en el año 2040?, ¿Cómo se abastecerá Río Ceballos, en el 2030? No solo hay que pensar en la crisis hídrica del mes que viene”.

Los datos del informe prevén un futuro muy comprometido para los bosques serranos. Los indicadores de la situación están a la vista y los especialistas alertan sobre la gravedad de la situación, ya que pasado un límite, la naturaleza no tiene retorno. Solo resta saber que acciones tomarán los organismos provinciales, encargados de la preservación del ambiente.

Fuente: Sala de Prensa Ambiental