26.6.10

CULTURA EN LA LUCHA: DISPUTANDO SENTIDO EN LA ESTACIÓN

El arte se constituyó siempre en una de las herramientas más efectivas con la que los movimientos sociales y políticos cuentan para intervenir de manera explícita y clara en el espacio urbano disputando la lucha ideológica por el sentido de las cosas. Es así que la (ex) estación Avellaneda (ya rebautizada popularmente como “Estación Darío y Maxi”) se puebla todos los 25 y 26 de junio de intervenciones artísticas (murales, stencyls, música, teatro callejero) de grupos artísticos alternativos y under.

Cada 25 y 26 de junio, la (ex) estación Avellaneda cambia de color. De pronto sus andenes, pasillos, escaleras y paredes se nutren de murales, pinturas, siluetas, serigrafías, música popular y teatro callejero. Y es así porque en días en que el arte es entendido como un bien o mercancía de consumo más, que se compra o se vende de la misma manera en que uno compra productos en un supermercado, hay aún grupos artísticos alternativos, ligados a las luchas y causas populares, que siguen dando el ejemplo de que aún se puede resistir con un arte que exprese algo más que una mera producción orientada a la contemplación abstracta y acrítica de un sujeto pasivo.

Bastan algunas pinceladas que ANRed ha ido recogiendo a lo largo de los diferentes aniversarios de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, cuando diversos movimientos sociales y políticos se movilizan hasta la estación y el puente Pueyrredón en repudio de las políticas represivas del estado, y en reclamo del juicio y castigo a los responsables políticos de la “Masacre de Avellaneda”.

En este sentido, el muralista chileno Víctor destacaba en una de esas jornadas la importancia de este tipo de actividades para mantener la memoria, porque, según expresó, “sin memoria no avanzamos”. Con respecto al lugar que tiene el arte como expresión de lucha, señalaba que “el muralismo, que es lo que hacemos nosotros, es la manera de plasmar en los muros lo que la prensa y los grupos económicos pretenden ocultar. Desde el arte podemos aportar de manera muy fuerte. Y creo que hay una carencia en ese sentido. Antes se veían más movidas artísticas de organizaciones políticas, y tenemos que recuperarlo, porque nuestra tarea es tan importante como la del dirigente sindical o barrial.”

“Hay que tener una visión desde la orgánica revolucionaria con respecto al arte - analizaba Víctor - El arte tiene que dejar de ser un bien de consumo, al que solamente puedan acceder los que tengan poder adquisitivo. El arte tiene que estar en todos lados y tiene que ser parte del nuevo proyecto político que se esté armando. El sistema se ha encargado de vaciar el arte, de dejar al arte como una cosa aislada, fuera del campo social. Y estamos para terminar con eso”.

En el mismo camino, el del arte en las paredes y muros, uno de los colectivos que participó en algunas de las intensas jornadas de los 25 y 26 fue el grupo de Filete Colectivo, que justificaba así su participación en aquel momento. “Lo que hacemos lo hacemos para recordar a los compañeros que lucharon junto a nosotros. - explicaba “Figu”, del grupo Filete Colectivo - Si ellos hoy estuvieran junto a nosotros, estarían luchando. Nosotros creemos que con lo que nosotros podemos hacer, o sea, pintar, podemos transmitir un mensaje para la gente. Luchamos desde el arte. El arte es nuestro lugar principal de lucha y de trabajo, es un lugar donde reflejar lo que uno quiere expresar.”

Además de artistas plásticos, muralistas y pintores, cada 25 y 26 junio se hacen presentes para aportar lo suyo diversos colectivos teatrales, actores, poetas y grupos de música alternativa de diferentes géneros.

Es el caso del Grupo de Teatro La Toma, de La Toma de Lomas de Zamora, asiduos concurrentes de estas jornadas. Su posición con respecto a la función de arte en las luchas populares es que la actividad artística “es una transformación al pensamiento, a ejercer el pensamiento en sí. Es un motor para el cambio y generador de revoluciones. Es buscar el cambio de lo que somos; no buscarlo en otro lado, sino desde lo que hacemos.”

Por su parte, el 25 de junio de 2008 el actor Javier, más conocido como “El Gallego” entre sus conocidos, colaboraba con su “granito de arena”: el monólogo “Catarsis de junio en la Estación Avellaneda” que indagaba en que es lo que pasaría por la mente de Darío Santillán al momento de haber sido herido de muerte. “Es sobre el momento en que lo asesinan a Darío - contó y recordó- a mi ese hecho me dio mucha bronca e indignación, como a toda la gente, y me puse a pensar que estaría pensando él en ese momento donde se lo ve en la estación tirado en el piso rodeado de canas.”

Otra presencia característica de estas jornadas es la música. Y es común siempre escuchar los cantos acompañados de instrumentos de viento y bombos del grupo “Contraviento”, encabezado por el militante y músico Marcial, quien también fue una de las víctimas que cayó herido en aquella represión del año 2002. Y resuenan siempre sus canciones contestatarias: “¡No te des por vencido! / ¡ni aun vencido! / ¡No te sientas esclavo!, ¡ni a un esclavo! / ¡Trémulo de pavor!, ¡piénsate bravo! / ¡Y arremete feroz ya mal herido!...”

En unas de las tantas jornadas en memoria de la “Masacre de Avellaneda” ANRed también pudo conocer a Alejandra Ravinovich, cantautora y docente, que entona temas folclóricos con contenido social de su autoría. La cantante explicaba entonces cómo vivió aquellos días del año 2002: “Desde que pasó lo de Darío y Maxi fue un impacto muy fuerte, porque sigue pasando lo mismo. Yo tengo un hermano desaparecido, y es como que uno tiene esa convicción de decir `Ningún desaparecido más’, `Ninguna muerte más’. Estamos peleando por la justicia y por los sueños que tenía la generación de los 70’.”

Además, la artista, que ya grabó tres discos de manera independiente, hablaba entonces del lugar que para ella viene a tener el arte en las luchas populares: “El arte es una respuesta que nos puede salvar, - expresó - por eso es importante siempre ir generando un espacio o lugar para la canción con contenido, que es un poco como la función del viejo trovador que iba contando las verdades.”

Una clara muestra de las diferentes formas y modalidades de encarar, desde la creación artística, la lucha por la memoria y la disputa por el sentido ideológico de los hechos. Herramienta de comunicación y no mero elemento decorativo. En la calle y no en las refinadas galerías. Arte y parte de la lucha.

Fuente: Anred