15.12.10

COOPERATIVISMO EN EL MES DEL NIÑO

Cooperativismo en el mes del niño” es el título de la nota realizada por el joven Federico Wyss de la localidad cordobesa de Inriville, que fue distinguida con el primer premio en el concurso Cronistas de Encuentros realizado por Enredate!, una revista digital sobre experiencias de participación y organización de jóvenes que impulsa la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Córdoba. La misma se reproduce a continuación.

(Por Federico A. Wyss/Enredate!) - Yo me quiero quedar con éstas, porque con las mías tengo frío. Los ojos grandes, brillosos; aquella tonada norteña importada a esta parte de la pampa húmeda cordobesa y las zapatillas rosas en la mano, constituyeron ante mí una imagen extraña. El muchachito apenas tendría unos nueve años, y tenía en su rostro toda la inocencia propia de un niño que vive en una chacra, hijo de un peón, aislado de las cotidianeidades y locuras de nuestro “mundo moderno”.


Sonreí fraternalmente –un poco divertido y un poco demasiado dolido– y le dije que estaba bien, pero que mejor íbamos a buscar otras, porque esas eran “para nena”. Dejé el barrilete en manos de otra niña y lo acompañé adentro del pintoresco edificio que él y sus compañeros tanto aman: la Escuela Rural “Victoria Ocampo”, de Villa Elisa, donde estaban depositadas todas las cajas que habíamos traído con regalos para festejar el Día del Niño.

Juguetes, ropa, calzados, alimentos… Todo había comenzado con una o dos semanas de anticipación, más o menos. Soy el Presidente de la Cooperativa Escolar “Esfuerzo Compartido”, del Instituto Secundario “José María Paz” de Inriville, y además soy sobrino de una de las maestras de la escuelita (así la llaman) Victoria Ocampo. Una feliz coincidencia, sin dudas. La mencionada escuela rural es un segundo hogar para 20 chicos (a veces más, a veces menos), de los cuales alrededor del 80% se encuentra en condiciones de carencia. La mayoría son hijos de peones de estancias de la zona y que vinieron desde el norte del país, corridos por el hambre y alentados por la esperanza del trabajo, y que sin embargo no han mejorado sus condiciones en estos pagos. La escuela es, entonces, el gran refugio de estos chicos, vayan a jardín de infantes o al nivel primario.

La Cooperativa “Esfuerzo Compartido” nació hace 15 años, pero retomó sus actividades, tras un año de receso, en este 2010. El Consejo Administrativo se encuentra conformado íntegramente por estudiantes pertenecientes al Ciclo de Especialización (4to, 5to y 6to Año) coordinados por profesores que voluntariamente apoyan y fomentan los valores cooperativistas (tan ausentes hoy en nuestra sociedad) en sus alumnos. Los fondos de esta organización provienen de un kiosco escolar que funciona a diario para la totalidad de los integrantes de la comunidad educativa del colegio; y de algún que otro evento organizado a lo largo del año. Las ganancias son destinadas a beneficio de la Institución y sus asociados: ayuda en viajes educativos, capacitaciones, adquisición de equipamientos, etcétera. Pero este agosto, mes de la solidaridad y del niño, quisimos ir un poco más allá de las paredes del Instituto José María Paz…

La Escuela “Victoria Ocampo”, de la comuna de Villa Elisa, fue nuestro destino. Propuse mi idea en una asamblea “de emergencia”: realizar una colecta solidaria intra-escolar para llevarle luego lo recaudado a los niños de la escuelita nosotros mismos y así pasar, además, una jornada junto a ellos. El tiempo era poco, pero las ganas y la voluntad abundaban como pocas veces se ve. Empapelamos el colegio con afiches, publicitamos en Facebook y recorrimos cada una de las aulas invitando a nuestros compañeros a ser partícipes de esta experiencia con una donación de lo que creyesen que podría hacer felices a estos niños. En menos de una semana, el depósito del Instituto se encontraba completamente abarrotado de la más diversa cantidad de productos y obsequios, para los niños y sus familias. Solidaridad materializada.

El miércoles 11 de agosto concretamos nuestra misión. Un sol brillaba radiante en el cielo, y las sonrisas de los niños de la escuelita en la que muchos de nuestros padres habían estudiado irradiaban una luz todavía más potente, esa misma que uno suele denominar alegría. Merienda con tortas y gaseosas, juegos, fútbol, barrileteada y la entrega de una parte de lo recaudado en la “Colecta del Día del Niño” (ya que habíamos conseguido mucho más de lo que estas familias necesitaban en lo inmediato). Una jornada maravillosa en la que todos nos divertimos como hermanos, como familia, como amigos, como aquellos chicos que no conocen de egoísmo ni de ninguno de los pecados que ha inventado la modernidad. El resto de lo recolectado fue enviado a la Organización “Puentes del Alma”, encargada de reorientar las donaciones a quienes más lo necesitan.

Nosotros, por lo pronto, seguimos capacitándonos en los principios del cooperativismo, realizando actividades dentro del colegio y esperando además la visita que nos tienen prometidos nuestros “ahijaditos” de la Escuela “Victoria Ocampo”, porque lo que comenzó en agosto no terminó allí, sino que fue, justamente, eso: un comienzo.

Fuente: Enredate!