27.10.11

JÓVENES DE ALTO VUELO

Un grupo de alumnos que cursan la especialidad Técnico Aeronáutico en la Escuela de Educación Técnica Nº 8 “Jorge Newbery” de San Justo pusieron en marcha un avión T28 Fennec que armaron y están exhibiendo en la Expo Proyecto UNLaM 2011, feria anual organizada por el Departamento de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Matanza, que se realiza hasta este jueves 27 de octubre en la sede de Florencio Varela 1903, San Justo.

(Por Héctor Corti) Faltaban pocos minutos para las 21:00 del martes 25 de octubre. Los gestos relajados, las sonrisas y las charlas despreocupadas en ese grupo de 18 chicos y chicas que tienen entre 15 y 20 años, dio paso a la seriedad y la máxima concentración. Con la exactitud de un mecanismo de relojería, cada uno sabía la función a cumplir. Hernán Vaca y Mario Martínez, dos de los integrantes, repasaban por última vez que todo estuviera en orden. La imaginaria cuenta regresiva estaba a punto de llegar a la hora indicada. Y entonces sí. Con el ensordecedor ruido del motor, la esperada ceremonia de la puesta en marcha del avión fue realidad. Los aplausos de las decenas de personas que la presenciaron, premió el esfuerzo y conocimiento de estos jóvenes.

Un rato antes, Hernán y Mario se dieron un tiempo para charlar con Neuronas Atentas y contar de que se trata esta experiencia, de sus expectativas y de la tradición de los alumnos de “la Newbery” en el armado de aviones.

“Con la puesta en marcha del avión, demostramos lo que es capaz el colegio Jorge Newbery y sus alumnos, futuros técnicos aeronáuticos”, dijo orgulloso Hernán, quien explicó que el grupo que trabaja en este avión está conformado por estudiantes de distintos años de la carrera, quienes fueron seleccionados por el docente a cargo, Sergio Lioi.

El joven contó que este modelo T28 Fennec fue fabricado en Estados Unidos en la década del ’50, llegó a la Argentina en 1976, estuvo en funcionamiento hasta 1981 y hace 20 años la Armada lo donó a la escuela. La versión fue remotorizado para que pueda despegar de portaaviones. Es ligero, maniobrable y con la característica que puede hacer vuelo invertido durante todo el tiempo sin que le suceda nada.

“Este avión tiene su historia. Llegó totalmente desarmado y la escuela puso a Sergio para ensamblarlo y ponerlo en las condiciones necesarias para que pueda mantenerse en marcha. Durante el tiempo pasó por distintas etapas. Se le colocó un tren de aterrizaje nuevo. También tuvo reformas en lo estético. Se le puso abertura de cabina, funcionamiento de flat. Y en lo mecánico, se lo preparó para que pueda carretear, algo que sucedió hace cuatro años en la Base de Morón. En aquel momento, ese trabajo lo hizo un grupo de alumnos encabezado por el profesor”, detalló.

Mario destacó la capacidad del grupo para armar y desarmar el avión las veces que se necesite, “como lo hicimos ahora, para trasladarlo del colegio a la Universidad. Tuvimos que desarmar íntegramente las alas. También colocar un grupo de cola aparte para que no toque los cables en la calle. Llegamos cerca de las diez de la mañana y a la tarde ya estaba todo listo”.

Respecto a la organización en el trabajo, explicaron que el grupo está dividido en cinco secciones: Motopropulsor, que se encarga de la parte del motor y hélice. Cabina, para el mantenimiento, orden y limpieza de esa parte, la verificación del instrumental y el comando. Planeador, abarca todo lo que es la estructura del avión fuera del motor como  tren de aterrizaje, alas, fuselaje, grupo de cola. Grupo de tierra, a cargo de alimentarlo eléctricamente cuando está el avión estático. Plataforma, trabaja únicamente cuando se pone en marcha para la seguridad e higiene de la zona de operación y ubicación de los matafuegos.

Al ser consultados sobre lo que sienten en el momento de poner el avión en marcha, tanto a Mario como a Hernán se les dibuja las sonrisas y en los ojos les asoma un brillo intenso.

“Es una sensación inexplicable. Una cosa es cuando se trabaja con el avión parado y otra cuando se pone en marcha. Es algo muy lindo de vivir. Todo el esfuerzo que uno hace para dejarlo en condiciones queda plenamente gratificado en ese momento”, afirma Mario.

Hernán coincide. “La sensación de estar en la cabina en el momento de la puesta en marcha, para los que nos gusta esto, es indescriptible. Y también para los que están afuera. Es hermoso, es lo más lindo que me pasó. Ahora, para los que estamos al lado del avión, es totalmente diferente. Todos sabemos que esto es una máquina, y que está la posibilidad de que algo falle. Por eso tenemos que estar muy atentos a lo que pueda pasar tanto en el motor como en la cabina. El grupo está totalmente preparado para detectar fuego, reaccionar a tiempo, y hasta hacer un rescate si es necesario. Los chicos aprendieron todo esto durante el año”.

La primera parte del proyecto de este grupo de jóvenes, que era participar con el avión en la Expo Proyecto UNLaM 2011 ya se concretó. Pero todavía les queda hacer más cosas hasta fin de año.

“Estaremos en una exposición de aeromodelismo, donde participamos con unas maquetas que fabricamos simulando las armas originales del avión, unos containers de ametralladoras y coheteras. Y el 25 y 26 de noviembre tenemos la muestra en la escuela, la Expo Newbery, que se vuelve a hacer después de cuatro años”, finalizó Mario.