Este jueves 7 de octubre y a una semana de cumplirse los 30 años de cuando a Adolfo Pérez Esquivel le otorgaron -en 1980- el Premio Nobel de la Paz, se estrenará “Otro mundo es posible”, un documental de Miguel Mirra que recorre los momentos más relevantes de su vida y de otros poco conocidos. El filme se podrá ver en el Espacio Incaa Km 0 Gaumont, Rivadavia 1635, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La obra cinematográfica, que incluye materiales aportados por el Archivo de la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires y el Centro de Documentación del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) va trazando pinceladas de la infancia y juventud de Pérez Esquivel. Sus cincuenta años con Amanda. Su hijo y compañero Leonardo. El Servicio Paz y Justicia. La prisión. Las Madres de Plaza de Mayo. El premio Nobel. Su compromiso con Nicaragua. La deuda externa. La lucha contra el Alca. La cumbre de los pueblos. Haití, mucho antes de la hipocresía. Argentina. Los jóvenes para la paz. El saqueo y la contaminación. América Latina.
Mirra explica que Pérez Esquivel no le contó una cuestión puntual acerca de cuándo y por qué decidió dedicar su vida a la defensa y promoción de los derechos humanos.
“Empezó como colaborador del Serpaj que, en ese entonces, tenía otro nombre y no funcionaba en la Argentina. El referente de esa movida a nivel latinoamericano era el obispo brasileño Hélder Cámara”, comentó en una entrevista con el periodista Oscar Ranzani, publicada en el diario Página 12.
“Cámara había hecho una convocatoria a los artistas en el marco de la Opción por los Pobres y de la Teología de la Liberación, durante los ’60. Y como Adolfo era artista plástico y tenía un interés por lo latinoamericano, se sumó y ahí empezó su militancia. Y desde lo filosófico tuvo que ver con que salió de un hogar de una familia trabajadora y muy pobre que, combinado con su formación cristiana, lo hizo interesarse por esas cuestiones.”, agregó.
Pérez Esquivel nació el 26 de noviembre de 1931 en la Ciudad de Buenos Aires y es uno de los cuatro hijos del matrimonio conformado por un pescador gallego, Cándido Pérez González y una correntina descendiente guaraní, Mercedes Petrona Esquivel.
Pasó su infancia y adolescencia entre el Patronato Español, el cuidado de su abuela india y su familia, ya que su madre falleció cuando él tenía 3 años.
Vivió en una casa de inquilinato en San Telmo, repartiendo su tiempo en el estudio, la lectura, la calle y las changas como vendedor de diarios y flores.
La autobiografía del Mahatma Gandhi y Las montañas de los siete círculos, del monje trapense Tomás Merton, publicaciones que en aquella época le regaló un vendedor de libros usados, marcaron a Pérez Esquivel para siempre. Al punto que reconoce que recurre a ellos cada vez que los necesita.
Otro acontecimiento importante en su vida fue el conocer a Lanza del Vasto. Ahí descubrió o comprendió otra dimensión la del compromiso Espiritual, que junto al social y al político, conforman el compromiso concreto.
En la década del ’60 del siglo XX profundizó su militancia en los grupos cristianos de base en distintos países de América Latina junto a Dom Helder Cámara, Jean e Hildegar Goss Meyer, entre otros.
Este grupo abrió el camino hacia la noviolencia activa como forma de resolución de los conflictos, la cual no representaba para nada pasividad sino una resistencia y una lucha permanente contra todo tipo de injusticia. La noviolencia activa planteaba una resistencia diferente a la armada.
A principios de los años ‘70, una ola de dictaduras se instalaba en los países de América del Sur, comenzando así, una de las etapas más oscuras y terribles de la historia de la región. Es en este contexto que funda el Servicio Paz y Justicia, que nace por la necesidad de trabajar desde una línea de acción noviolenta para la erradicación de la injusticia y la construcción de una sociedad más fraterna, junto a los pobres y a los oprimidos.
El fuerte compromiso social y su lucha por denunciar las violaciones a los Derechos Humanos, de los cuales eran víctimas miles de personas, provoca que el 4 de abril de 1977 fuera detenido por la dictadura militar que desde el 24 de marzo de 1976 se había instalado en la Argentina usurpando el poder político.
Durante su detención, sin ser interrogado ni informado sobre la causa que había contra él, es torturado física y psicológicamente y el 5 de mayo es trasladado en un vuelo de la muerte.
La presión internacional hizo que se salvará, pero su cautiverio duro hasta julio de 1978 y luego sufrió arresto domiciliario durante 14 meses.
Mairead Corrigan Maquair y Betty Williams, dos mujeres de Irlanda del Norte, quienes habían recibido el Premio Nobel de la Paz en 1976, realizaron en 1978 la primera presentación de Adolfo Pérez Esquivel ante el Comité Nobel, la que se reiteró dos veces más, hasta su designación el 13 de octubre de 1980.
El día 15 de octubre la dictadura intenta matarlo, pero se salvo gracias a que un taxista lo impide interponiendo su auto.
El 10 de diciembre le entregan el premio en Oslo, Noruega.
La obra cinematográfica, que incluye materiales aportados por el Archivo de la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires y el Centro de Documentación del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) va trazando pinceladas de la infancia y juventud de Pérez Esquivel. Sus cincuenta años con Amanda. Su hijo y compañero Leonardo. El Servicio Paz y Justicia. La prisión. Las Madres de Plaza de Mayo. El premio Nobel. Su compromiso con Nicaragua. La deuda externa. La lucha contra el Alca. La cumbre de los pueblos. Haití, mucho antes de la hipocresía. Argentina. Los jóvenes para la paz. El saqueo y la contaminación. América Latina.
Mirra explica que Pérez Esquivel no le contó una cuestión puntual acerca de cuándo y por qué decidió dedicar su vida a la defensa y promoción de los derechos humanos.
“Empezó como colaborador del Serpaj que, en ese entonces, tenía otro nombre y no funcionaba en la Argentina. El referente de esa movida a nivel latinoamericano era el obispo brasileño Hélder Cámara”, comentó en una entrevista con el periodista Oscar Ranzani, publicada en el diario Página 12.
“Cámara había hecho una convocatoria a los artistas en el marco de la Opción por los Pobres y de la Teología de la Liberación, durante los ’60. Y como Adolfo era artista plástico y tenía un interés por lo latinoamericano, se sumó y ahí empezó su militancia. Y desde lo filosófico tuvo que ver con que salió de un hogar de una familia trabajadora y muy pobre que, combinado con su formación cristiana, lo hizo interesarse por esas cuestiones.”, agregó.
Pérez Esquivel nació el 26 de noviembre de 1931 en la Ciudad de Buenos Aires y es uno de los cuatro hijos del matrimonio conformado por un pescador gallego, Cándido Pérez González y una correntina descendiente guaraní, Mercedes Petrona Esquivel.
Pasó su infancia y adolescencia entre el Patronato Español, el cuidado de su abuela india y su familia, ya que su madre falleció cuando él tenía 3 años.
Vivió en una casa de inquilinato en San Telmo, repartiendo su tiempo en el estudio, la lectura, la calle y las changas como vendedor de diarios y flores.
La autobiografía del Mahatma Gandhi y Las montañas de los siete círculos, del monje trapense Tomás Merton, publicaciones que en aquella época le regaló un vendedor de libros usados, marcaron a Pérez Esquivel para siempre. Al punto que reconoce que recurre a ellos cada vez que los necesita.
Otro acontecimiento importante en su vida fue el conocer a Lanza del Vasto. Ahí descubrió o comprendió otra dimensión la del compromiso Espiritual, que junto al social y al político, conforman el compromiso concreto.
En la década del ’60 del siglo XX profundizó su militancia en los grupos cristianos de base en distintos países de América Latina junto a Dom Helder Cámara, Jean e Hildegar Goss Meyer, entre otros.
Este grupo abrió el camino hacia la noviolencia activa como forma de resolución de los conflictos, la cual no representaba para nada pasividad sino una resistencia y una lucha permanente contra todo tipo de injusticia. La noviolencia activa planteaba una resistencia diferente a la armada.
A principios de los años ‘70, una ola de dictaduras se instalaba en los países de América del Sur, comenzando así, una de las etapas más oscuras y terribles de la historia de la región. Es en este contexto que funda el Servicio Paz y Justicia, que nace por la necesidad de trabajar desde una línea de acción noviolenta para la erradicación de la injusticia y la construcción de una sociedad más fraterna, junto a los pobres y a los oprimidos.
El fuerte compromiso social y su lucha por denunciar las violaciones a los Derechos Humanos, de los cuales eran víctimas miles de personas, provoca que el 4 de abril de 1977 fuera detenido por la dictadura militar que desde el 24 de marzo de 1976 se había instalado en la Argentina usurpando el poder político.
Durante su detención, sin ser interrogado ni informado sobre la causa que había contra él, es torturado física y psicológicamente y el 5 de mayo es trasladado en un vuelo de la muerte.
La presión internacional hizo que se salvará, pero su cautiverio duro hasta julio de 1978 y luego sufrió arresto domiciliario durante 14 meses.
Mairead Corrigan Maquair y Betty Williams, dos mujeres de Irlanda del Norte, quienes habían recibido el Premio Nobel de la Paz en 1976, realizaron en 1978 la primera presentación de Adolfo Pérez Esquivel ante el Comité Nobel, la que se reiteró dos veces más, hasta su designación el 13 de octubre de 1980.
El día 15 de octubre la dictadura intenta matarlo, pero se salvo gracias a que un taxista lo impide interponiendo su auto.
El 10 de diciembre le entregan el premio en Oslo, Noruega.