25.10.10

UN TALLER DE HERRERÍA PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL Y LABORAL DE PERSONAS DE BAJOS RECURSOS

“Esto que estamos haciendo sirve para capacitarnos, conseguir trabajo, ganarnos un sueldo de forma digna y ayudar a nuestra familia”. La definición pertenece a Gustavo, uno de los jóvenes que participan en el Taller de Herrería de Obra que se realiza en el Barrio Santos Vega de La Matanza, con el objetivo de impulsar la inserción social y laboral de personas con escasos recursos económicos y nivel educativo.

(Por Héctor Corti) Para la mayoría de los habitantes de La Matanza el Barrio o “la villa” Santos Vega, ubicado en la zona de Lomas del Mirador sobre la ruta 3, es una de las “zonas calientes” de inseguridad que tiene este distrito del oeste del Gran Buenos Aires.

Sin que se desconozca un compleja realidad social, esa mirada aparece sobredimensionada por la influencia de aquellos medios masivos de comunicación que realizan informes donde pobreza y juventud se emparentan con delincuencia y descontrol, o los que incluyen en forma reiterada y como único acontecimiento noticioso un episodio delictivo.

Así esa realidad parcial, minoritaria y manipulada eclipsa e invisibiliza otros hechos que también suceden en el barrio y merecen ser conocidos por su importancia. Los ejemplos sobran para medir su dimensión social. La lucha por erradicar la droga y la violencia que lleva adelante una Comisión de Madres. La Cooperativa de Construcción y Vivienda “Lomas del Mirador” que se conformó para la urbanización del barrio. O esta Escuela de Oficios que impulsa a jóvenes y adultos a seguir creyendo que la oportunidad está a la vuelta de la esquina y que tener una mejor calidad de vida para ellos y sus familias no es un imposible.


“La idea de hacer este Curso de Capacitación en Herrería de Obra, que empezó en marzo y dura un año, surgió de un proyecto municipal para incluir a las personas que estaban afuera del sistema. Para abrirles una posibilidad de trabajo. Y estoy gratamente sorprendido por la cantidad de elementos que pusieron a mi disposición. Porque generalmente no es así. Siempre faltan cosas. Hay que construir aulas, organizar, conseguir máquinas o tener una sola para 50 alumnos. Pero aquí tengo todo lo necesario y de última generación. Para que las clases sean de calidad y se pueda obtener altos logros”, explica Alberto Rao, el instructor del Taller que tiene una amplia experiencia en el tema, durante la visita que realizó Neuronas Atentas.

El proyecto municipal al que se refirió Rao y que aporta los fondos para que el  Curso se realice, es la ejecución de una parte del Presupuesto Participativo de 2009, cuyo destino final en este caso fue propuesto, discutido y definido por las organizaciones sociales que conforman el Consejo Consultivo Local de la Zona 4 – Lomas del Mirador 1, de la Región 1 Noroeste del Municipio de La Matanza.

El Taller, que funciona en el local de la Cooperativa ubicado en Formosa 3350 del Barrio Santos Vega, se dicta de lunes a viernes en dos turnos de tres horas y participan en total 50 personas entre 18 y 45 años, quienes al finalizar el curso recibirán un certificado oficial extendido por la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires,  una caja con las herramientas básicas y la ropa de seguridad para ejercer el oficio.

Rao detalla que sus alumnos “finalizarán con una amplia capacitación en todo tipo de soldadura. En autógena, en eléctrica. Ahora estoy esperando unas máquinas especiales. Una que trabaja con protección gaseosa y otra que es para soldar acero, aluminio y bronce. Con este curso estarán en condiciones de poder trabajar en cualquier empresa o emprender su propio taller para hacer rejas, puertas, portones y otros tipos de trabajos de herrería”.

Al promediar la entrevista, a la charla se fueron sumando Gustavo, Ramón, Eduardo, Juan, Javier, Alfredo y Jonatan, algunos de los alumnos del Taller que también tenían ganas de contar sus experiencias sobre el curso y hablar sobre  la discriminación y la imposibilidad de encontrar trabajo que tienen por el solo hecho de vivir en el Santos Vega.

“Esto que estamos haciendo sirve para capacitarnos, conseguir trabajo, ganarnos un sueldo de forma digna y ayudar a nuestra familia”, se anima a decir Gustavo para iniciar la ronda de intercambio de ideas.

Eduardo destaca la importancia de estar organizados y participar en la Cooperativa de Construcción y Vivienda “Lomas del Mirador” y cuenta que estuvo trabajando durante dos años y medio en una empresa, pero para poder conseguirlo “no pude poner el domicilio de la villa, porque no me lo daban”.

Ramón, que a la vista es el más veterano del grupo, ratifica el planteo de Eduardo y se señala el logo de una empresa de pinturas que tiene en la remera. “Para entrar ahí tuvo que dar la dirección de un familiar en Quilmes”. Y agrega que “para que esto cambie, tiene que cambiar la mentalidad de la gente. No se puede discriminar a alguien simplemente porque vive en este lugar. Nosotros no somos ladrones. Somos personas de trabajo”.

Respecto a las expectativas que el curso les abra una nueva oportunidad para insertarse laboralmente, Javier aporta que “podemos ofrecer nuestro trabajo de herrería como Cooperativa ya que seremos capaces de hacer rejas, puertas y portones corredizos. Aunque para eso tenemos que lograr que los vecinos de la zona se den cuenta que nosotros somos trabajadores y no delincuentes”.

Jonatan acota que con la construcción de viviendas para la urbanización del barrio que comienza en unos días, “la Cooperativa tiene la oportunidad de ofrecer su trabajo para encargarse de toda la parte de herrería”.

“La urbanización será una ayuda muy importante porque el barrio dejará de ser una villa. Y aunque ahora tampoco es una villa, al Santos Vega lo llaman la villa Santos Vega”, enfatiza Ramón.

Todos destacan que la capacitación en un oficio es una salida de importancia para poder progresar y recuerdan que el año pasado la Cooperativa organizó un curso de electricista, que le permitió conseguir una salida laboral a quienes lo hicieron.

Gustavo cuenta que él habla mucho de esta experiencia “con algunos de los chicos del barrio que paran en las esquinas”. Y aunque reconoce que “muchos  todavía no la ven”, insiste porque está convencido que ese es el camino, y que tarde o temprano “se van a sumar”.

Finalmente, Rao manifiesta su esperanza que las empresas y la gente se den cuenta que de este Taller salen personas idóneas y con ganas de trabajar. “Ellos tienen todas las condiciones y los conocimientos. Sólo necesitan que no los discriminen, que tengan su oportunidad”.