El Área Salud y Trabajo de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) está desarrollando un mapa social de la contaminación del cordón industrial de esa ciudad de la provincia de Santa Fe, a partir de las vivencias de los vecinos de esa zona.
El proyecto, diseñado por el Núcleo de Estudios Transdisicplinarios, surge a partir de las denuncias de algunas organizaciones barriales sobre los daños a la salud que provoca la contaminación ambiental y porque no existía una base de datos sobre el riesgo sanitario de la población de esta zona, según informó la UNR.
La primera etapa del trabajo consistió en el armado de una cartografía social con el objetivo de reconstruir los procesos de un territorio a partir de la mirada de quien lo habita. Para ello se organizaron una serie de talleres en los cuales se trabajó sobre un mapa de la ciudad.
“En principio, los vecinos hicieron un reconocimiento básico de límites, vías de movilidad, espacios verdes y recursos naturales del territorio”, explica el Arquitecto Iván Kozenitzky, y luego “sobre ese realizaron dos más en papel transparente para marcar los factores promotores y deteriorantes de la salud.”
Mediante la superposición de esas tres capas de mapas se pudieron establecer las áreas de conflicto, por ejemplo “dónde hay fábricas linderas con viviendas o grandes concentraciones de espacios industriales e incluso por donde pasan tuberías con sustancias peligrosas”.
“A partir de las experiencias de esa población hicimos una abstracción del territorio al mapa para luego volver a ese espacio vivido y corroborar los datos”. Para lograrlo, recorrieron los lugares de mayor riesgo ambiental previamente identificados y fueron los propios vecinos los encargados de tomar registro gráfico a través de fotos y filmaciones.
Con el fin de canalizar toda esa documentación en un solo sitio, “se adaptó una plataforma en la web de acuerdo a las necesidades de la gente del cordón industrial para ir georeferenciando diferentes capas de información”, afirmó el licenciado en Sistemas Juan Pablo Angelini.
Se trata de un sitio abierto al que cualquier persona puede ingresar, ver las denuncias y también publicar. Las ONG y vecinales son las encargadas de validar la información que se sube ya que “son las que viven a diario con los problemas y los conocen”
Con este proyecto se logra “por un lado, tener una documentación de los daños ambientales del cordón industrial, desde la perspectiva de los propios actores involucrados; y por otro, identificar las zonas de mayor conflicto que pueden ser objeto de las otras etapas de la investigación para analizar en profundidad el proceso de contaminación”, explicó el epidemiólogo Mariano Mussi.
Asimismo, se pretende “articular a esos actores en una suerte de red social que permita superar la soledad y el aislamiento que tienen todas las vecinales y organizaciones ecologistas y se transformen en un actor social con capacidad de instituir políticas”.
Una segunda etapa se orienta a definir los perfiles de morbimortalidad de la región, en cuanto a aumento en la prevalencia de cáncer, enfermedades respiratorias, u obstructivas respiratorias que están muy asendradas en el repertorio de esta población que vive cerca de las industrias.
“Tratamos de superar el modelo científico tradicional que se utilizó para estudiar los problemas ambientales en su relación con la salud, para pensar a este objeto de una manera más compleja”, aclaró Mussi.
Y la tercera etapa apunta a realizar una evaluación del daño ecológico para la cual se convocará a biólogos.
El proyecto, diseñado por el Núcleo de Estudios Transdisicplinarios, surge a partir de las denuncias de algunas organizaciones barriales sobre los daños a la salud que provoca la contaminación ambiental y porque no existía una base de datos sobre el riesgo sanitario de la población de esta zona, según informó la UNR.
La primera etapa del trabajo consistió en el armado de una cartografía social con el objetivo de reconstruir los procesos de un territorio a partir de la mirada de quien lo habita. Para ello se organizaron una serie de talleres en los cuales se trabajó sobre un mapa de la ciudad.
“En principio, los vecinos hicieron un reconocimiento básico de límites, vías de movilidad, espacios verdes y recursos naturales del territorio”, explica el Arquitecto Iván Kozenitzky, y luego “sobre ese realizaron dos más en papel transparente para marcar los factores promotores y deteriorantes de la salud.”
Mediante la superposición de esas tres capas de mapas se pudieron establecer las áreas de conflicto, por ejemplo “dónde hay fábricas linderas con viviendas o grandes concentraciones de espacios industriales e incluso por donde pasan tuberías con sustancias peligrosas”.
“A partir de las experiencias de esa población hicimos una abstracción del territorio al mapa para luego volver a ese espacio vivido y corroborar los datos”. Para lograrlo, recorrieron los lugares de mayor riesgo ambiental previamente identificados y fueron los propios vecinos los encargados de tomar registro gráfico a través de fotos y filmaciones.
Con el fin de canalizar toda esa documentación en un solo sitio, “se adaptó una plataforma en la web de acuerdo a las necesidades de la gente del cordón industrial para ir georeferenciando diferentes capas de información”, afirmó el licenciado en Sistemas Juan Pablo Angelini.
Se trata de un sitio abierto al que cualquier persona puede ingresar, ver las denuncias y también publicar. Las ONG y vecinales son las encargadas de validar la información que se sube ya que “son las que viven a diario con los problemas y los conocen”
Con este proyecto se logra “por un lado, tener una documentación de los daños ambientales del cordón industrial, desde la perspectiva de los propios actores involucrados; y por otro, identificar las zonas de mayor conflicto que pueden ser objeto de las otras etapas de la investigación para analizar en profundidad el proceso de contaminación”, explicó el epidemiólogo Mariano Mussi.
Asimismo, se pretende “articular a esos actores en una suerte de red social que permita superar la soledad y el aislamiento que tienen todas las vecinales y organizaciones ecologistas y se transformen en un actor social con capacidad de instituir políticas”.
Una segunda etapa se orienta a definir los perfiles de morbimortalidad de la región, en cuanto a aumento en la prevalencia de cáncer, enfermedades respiratorias, u obstructivas respiratorias que están muy asendradas en el repertorio de esta población que vive cerca de las industrias.
“Tratamos de superar el modelo científico tradicional que se utilizó para estudiar los problemas ambientales en su relación con la salud, para pensar a este objeto de una manera más compleja”, aclaró Mussi.
Y la tercera etapa apunta a realizar una evaluación del daño ecológico para la cual se convocará a biólogos.