2.9.10

DÍA DE LA INDUSTRIA: MÁS DE 400 AÑOS DESPUÉS

Hoy, 2 de setiembre, se conmemora el Día de la Industria. Lo paradójico de la fecha es que este recordatorio encubre un hecho delictivo no menor que aparece como el “pecado original”. Nuestra primera exportación a Brasil encubría un contrabando.



(Por Clara Razu) El calendario recuerda aquel 2 de septiembre de 1587 cuando zarpó del fondeadero del Riachuelo, que hacía las veces de puerto de Buenos Aires, la carabela San Antonio al mando de un tal Antonio Pereyra con rumbo al Brasil.

La San Antonio llevaba en sus bodegas un importante cargamento, fletado por el obispo del Tucumán Fray Francisco de Vitoria. Se trataba de tejidos y bolsas de harina producidos en la por entonces próspera Santiago del Estero. Lo notable es que dentro de las inocentes bolsas de harina, según denunció el gobernador del Tucumán Ramírez de Velasco, viajaban camuflados varios kilos de barras de plata provenientes del Potosí, cuya exportación estaba prohibida por Real Cédula. Es decir que la "primera exportación argentina" encubre un acto de contrabando y comercio ilegal.

Con el transcurso del tiempo, la actividad industrial si bien creció no llegó a constituirse en el “factor de acumulación”, como destaca entre otros Aldo Ferrer. En este proceso no podemos olvidar las políticas industrializadoras del peronismo, que impulsaron la producción y el empleo, sobre todo a través de las pequeñas y medianas empresas.

Este proceso de industrialización sustitutiva de importaciones, con sus más y sus menos, se sostuvo aún durante el largo período posterior al peronismo, donde la institucionalidad se vio interrumpida. Hasta que la dictadura militar el 24 de marzo de 1976, implantó el modelo de desindustrialización a través del entonces ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz.

Aquel ideólogo económico de la dictadura se encargó de enfatizar la política a implementar, apenas asumió, al sostener que iba “a terminar con los problemas de crecimiento económico generado por un modelo socializante”, en su primer discurso.

Si bien la dictadura acaba en 1983, las bases de este modelo no desaparecen y la política de los ‘90 refuerza el esquema de valorización financiera con las consecuencias conocidas.

A partir de 2002, en un contexto internacional favorable y con una serie de medidas de política económica, como la salida de la convertibilidad y la devaluación del tipo de cambio, se favoreció el resurgimiento de la actividad industrial con el consiguiente aumento del empleo, tal como se destaca en las últimas cifras presentadas por el Ministerio de Trabajo la semana pasada, donde la desocupación fue en el último trimestre del 7,9%.

También durante este tiempo, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial fue retomando el papel indispensable de la ciencia al servicio de la producción, asesorando y capacitando a empresas y emprendedores.

La carencia más importante, y no menor, es la de una “Banca de Inversión” que facilite la concreción de proyectos que las pequeñas y medianas empresas postergan y que podrían impulsar el aumento de la producción y contribuir al fortalecimiento de nuestro tejido industrial en una senda de desarrollo e integración territorial, para que la palabra desarrollo no este más ausente de la agenda.