28.9.10

EL TALLER ESPECIAL CALIDOSCOPIO TUVO SU FIESTA PARA INAUGURAR LA NUEVA CASA

El Taller Especial Calidoscopio inauguró su nueva sede ubicada en Thames 333 de Villa Luzuriaga, localidad del distrito de La Matanza, en el oeste del conurbano bonaerense, con una fiesta que incluyó un festival artístico y otras actividades culturales en la que tuvieron una participación especial los directivos, los profesores y los jóvenes con discapacidad mental que concurren a sus talleres, quienes fueron los anfitriones de los invitados.



(Por Héctor Corti) Cuando se realiza una gran fiesta suele decirse que se tiró la casa por la ventana. Pero el Taller Especial Calidoscopio no lo hizo para inaugurar su flamante casa. Eso sí, necesitó salir a la calle y hasta montar un escenario para recibir a semejante cantidad de familiares de los jóvenes, a representantes de otras instituciones y a muchos amigos y vecinos que se sumaron al festejo.

Calidoscopio “es un lugar donde podes mirar diferente, tal como dice nuestro lema”, recordó Mariana Bochicchio, una de las directoras, a la hora de realizar una breve reseña de esta larga historia que nació allá por 1994 y ya cumplió 16 años.

Para quien no lo conoce, se puede sintetizar a Calidoscopio como un espacio de capacitación, contención, estimulación y recreación que brinda un desarrollo integral a personas con discapacidad mental, promoviendo la integración social y sus potencialidades.

A diferencia de lo que sucede en cualquier gran fiesta, donde se aprovecha la ocasión para lucir todo lo mejor, en la realizada durante la tarde del pasado sábado 25 de septiembre, los anfitriones atendieron a los invitados con la sonrisa, la alegría y la cordialidad habitual de cualquier día. Con el clima que se percibe en cada uno de sus talleres y espacios de trabajo.

Eso sí, lo que no pudieron disimular fue el orgullo de mostrar los logros. Esos que vieron cada uno de los invitados cuando recorrieron la casa. Ahí se exhibió una muestra de fotos con los 16 años de historia. Algunos de los cuadros pintados en el taller de plástica. Las imágenes de muchos momentos especiales de la entidad. Lo que significó y significa para la continuidad de la institución la campaña solidaria para que muchos compren un metro cuadrado para Calidoscopio o el espacio de los padrinos solidarios. El Programa de Ayuda Directa a las familias más necesitadas. El stand del microemprendimiento de los jóvenes con los dulces y las galletitas que fabrican. Y el que atendía la Comisión de Madres agasajando con una merienda repleta de tortas y gaseosas.

Y será que es muy difícil que olviden cuando hace exactamente un año atrás afrontaban el grave problema de quedarse sin la sede que alquilaban en Ramos Mejía a la Obra Salesiana de Don Bosco, pero que con toda la decisión y con la colaboración y solidaridad de muchas personas consiguieron un terreno, construyeron su nuevo espacio y ya en abril los jóvenes reanudaron sus actividades.

“Cada día nos sorprendemos de llegar a este espacio propio y ver hecho realidad lo que hasta ayer era un proyecto, una maqueta. Creemos que este crecimiento era indispensable para que los jóvenes puedan desarrollar sus actividades y fortalecer sus capacidades tal como se lo merecen”, dicen los profesores de Calidoscopio en la última revista que editó la entidad.

Y esos profesores con toda su capacidad profesional, compromiso, respeto, ternura y dedicación son los que están a cargo de los talleres de Audiovisual, Cocina, Murga y Música, Huerta y Jardinería, Folklore, Radio, Expresión corporal, Aerobic, Artes plásticas, Educación física, Computación y Actividades de la vida diaria para que cada uno de los jóvenes vayan consiguiendo cada día pequeños logros. Son los que los impulsan e incentivan para que sus crecimientos no tengan techo.

Lo del sábado fue una fiesta, y como tal, los invitados fueron y vinieron. Se sintieron como en casa. Esa casa que tanto Mariana como Romina Bochicchio se encargaron de remarcar que “siempre tiene las puertas abiertas para quien la necesite”.

Pero como la casa quedó chica, entonces hubo que salir a la calle. Y ahí, mientras que en una de las paredes laterales los profesores Daniela Leguizamón y Mauro Aquino invitaron a quienes quisieran para pintar un mural que con el pasar de las horas fue tomando forma y color, desde el escenario se vivieron momentos emotivos y un espectáculo musical.

Los jóvenes de Calidoscopio asumieron el protagonismo primero bailando chacareras y gatos, al son de la música interpretadas por Daniel Argañaraz y su banda. Después con un cuadro de pericón dirigido por la profesora Nilda Subiat. Y finalmente a puro rock, cuando subió al escenario el grupo Dale, oriundo de la matancera localidad de González Catán.

El obsequio de un calidoscopio que un rato antes y en ese lugar había construido el artesano David González, el reconocimiento que la entidad le dio a muchos de quienes los apoyaron y contribuyeron en semejante emprendimiento y la bendición del establecimiento realizada por un sacerdote fueron otros de los momentos emotivos.

Pero todavía quedaba algo más. Porque el ritmo, el baile, la música y la alegría volvió a subir a su nivel más alto con la Murga del Calido, que contagió a todos los presentes al punto que nadie se quedó con las ganas de sumarse a la fiesta, aunque sea haciendo palmas.

Los jóvenes de Calidoscopio mantuvieron el protagonismo hasta el final. Un final inesperado, porque la mayoría de ellos subieron al escenario, tomaron el micrófono y dijeron lo que tenían ganas de decir. Y agradecieron lo que tuvieron ganas de agradecer. Y estuvieron cerca de todos y cada uno con sus palabras. Y provocaron sonrisas. Y emocionaron. Y dejaron caer alguna lágrima. Y se mostraron como son. En ese día de fiesta y en cada uno de sus días.