23.9.10

UN AULA EXPERIMENTAL PARA APRENDER MATEMÁTICA

Un grupo de matemáticos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, puso en marcha el Aula Experimental de Matemática, un espacio donde se plantean distintas estrategias de aprendizaje para los estudiantes del secundario. La excelente respuesta de los alumnos sorprendió a los docentes que planean adaptar la propuesta para implementarla en las aulas escolares.

“Gran parte del fracaso en el aprendizaje de la matemática está relacionado con contenidos que empiezan a enseñarse en el primer año del secundario o séptimo año de EGB”, explica el doctor Gabriel Soto, en un informe de Daniel Pichl publicado por InfoUniversidades.

Esto se dedujo al observar las graves dificultades que tienen los estudiantes en el curso de apoyo en matemática que se dicta en la Facultad de Ingeniería y que les impide aprobar el examen de ingreso a esta Facultad. Es por esto que Soto junto a un equipo docente decidió elaborar un proyecto para mejorar el rendimiento de los alumnos del nivel secundario a partir de la creación de un Aula Experimental de Matemática.

El Aula Experimental de Matemática se llevó a cabo en el Colegio Nacional Perito Moreno “porque es una escuela céntrica que convoca a chicos de todo Comodoro y posibilita que la muestra sea lo más heterogénea posible” y se implementó en la segunda mitad de 2009, luego de reuniones previas con representantes del colegio, los padres y los estudiantes del primer año del turno tarde, que tenían entre 12 y 13 años.

Si bien en un primer momento, ante la pregunta de los docentes acerca de quiénes querían estudiar matemática voluntariamente, ningún alumno levantó la mano, luego se sumaron alrededor de 20.

“Los estudiantes venían a todas las clases; no llegaban tarde, algunos incluso traían preguntas sobre situaciones que trabajaban en la casa”, puntualiza Soto.

Las distintas propuestas metodológicas generaron en los chicos ganas de aprender, de fijar conceptos y de corregir errores. El creciente interés de los alumnos llevó al equipo docente a preguntarse cuáles son las causas que hacen perder a los chicos la motivación por aprender.

“En principio pareciera que si uno busca propuestas metodológicas adecuadas, es fácil motivar a los chicos a estudiar. Pero la realidad es que éramos cinco investigadores y 20 alumnos; mientras que en los colegios hay un solo profesor para 30 chicos, que además tiene varios cursos y trabaja 50 horas”, relata el investigador.

Con la intención de transferir los conocimientos a las aulas, se diseñó la segunda parte del proyecto para la que se convocó a algunos profesores de matemática que ejercen la docencia en el nivel medio. En el primer cuatrimestre de 2010 se analizarán las actividades realizadas.

“Vamos a hacer las adecuaciones que nosotros, junto con los docentes en ejercicio, a priori pensamos necesarias para poder adaptarlas a un grupo de 30 chicos con un solo profesor. Después del receso invernal viene la implementación, porque la otra cuestión es adecuar estos contenidos al tiempo curricular de la escuela”.

El trabajo ganó la convocatoria de “Proyectos de Ciencia y Tecnología Orientados - Educación 2005”, financiado por la Agencia FONCyT.

El Aula Experimental de Matemática es una idea que surgió en los años ‘70 impulsada por un grupo de matemáticos franceses liderado por Guy Brousseau, quienes formaron los IREM: Institutos de Investigación en Educación Matemática.

A través de aulas experimentales podían verificarse todas esas condiciones que, a priori, se habían supuesto al momento de desarrollar la propuesta metodológica y luego se cotejaban para ver si realmente lo que se había supuesto ocurría.