27.9.10

DÍA NACIONAL DE LA CONCIENCIA AMBIENTAL


El 27 de septiembre de 1993, en la ciudad de Avellaneda, localidad del sur del conurbano bonaerense, un escape de gas cianhídrico ocasionó una tragedia en donde murieron siete personas. A raíz de este incidente se sancionó en 1995 la Ley 24.605, que declara en la Argentina el 27 de septiembre como “Día Nacional de la Conciencia Ambiental” en conmemoración de esas víctimas fatales.

La larga lista de problemáticas actuales medio ambientales permanece fuera de la atención de gran parte de la población por diversos motivos. Probablemente ninguno sea lo suficientemente profundo como para desenmascarar las medidas o estrategias que permitan conectar a la gran masa social con el entorno que lo rodea. Es por ello que, poco a poco, logramos vislumbrar que los métodos con los que se encaran los desafíos sociales son incorrectos, recuerda el portal EnCuentos.

Es fácil encontrar información sobre Cambio Climático, incremento de las intensidades de las sequías, las fluctuaciones de mercado debido a circunstancias ambientales fuera de lo estipulado, la proliferación de la pobreza estructural, pero son más que escasos los informes o artículos que contemplen todos estos aspectos como un conjunto. Quienes no terminan de comprender las fuertes interacciones que conforman la sustentabilidad pueden llegar a calificarla de mediática o como la moda del momento.

Sin embargo, cada día se hacen más evidentes las consecuencias de haber perdido nuestra conexión con la naturaleza. Tomemos como ejemplo la deforestación indiscriminada. A simple vista notamos que es un cruel atentado contra la biodiversidad, tanto al elevar el riesgo de extinción del inmenso número de especies que contienen los bosques como también las fuertes consecuencias de la ausencia de biomas enteros, sin embargo, existen otras implicancias que merecen ser tenidas en cuenta. Grandes extensiones de terreno quedan dañadas e inutilizadas luego del paso la voraz ambición económica; las poblaciones forestales terminan siendo relegadas a su suerte, viendo así decaer su desarrollo social ante la inminente presencia de tierras desertificadas. Aquellas comunidades que se encuentran más alejadas de la influencia de los complejos forestales absorben por completo las consecuencias indirectas, como la manifestación de catástrofes naturales de magnitud creciente.

Como podemos ver una aparente desconectada actividad de fuerte ímpetu económico para una pequeña porción de la población, puede establecer interacciones en aspectos mucho más amplios y abarcar regiones que parecieran no estar relacionadas. Queda en claro que las consecuencias se verán potenciadas en gravedad cuanto más dependiente sea la actividad a recursos naturales no renovables.

Los métodos más populares hasta el día de hoy para la identificación y difusión de problemáticas ambientales sólo actúan en pequeñas aristas de una problemática; podríamos decir metafóricamente, que trabajan sólo en la punta visible del iceberg, ignorando todo lo que permanece oculto bajo las aguas. Por eso es fundamental el compromiso responsable de los diferentes actores que participan en la sociedad: los representantes estatales, el sector privado y toda la sociedad civil.

Cada uno de estos sectores cuenta con distintivas herramientas con las cuales encaminar dicho compromiso, políticas y programas de control y seguimiento continuo del estado del medio ambiente, la responsabilidad social empresaria como también la participación en tareas voluntarias y solidarias.

Las organizaciones de la sociedad civil o no gubernamentales, bajo éste paradigma, asumen la responsabilidad de aceitar la comunicación e interacción entre cada uno de los sectores sociales. Pero para llevar a cabo semejante sinergia, trabajo unificado con claros objetivos de mejora para las generaciones venideras, es indispensable que cada uno de los individuos que componemos la humanidad tomemos la debida Conciencia Social-Ambiental-Sustentable.