15.9.11

A 35 AÑOS DE LA NOCHE DE LOS LÁPICES

Unas 120 escuelas de la zona sur del Gran Buenos Aires, 1.000 jóvenes y 90 docentes serán los participantes de un acto para recordar los 35 años de la denominada “La noche de los lápices”, que la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) realizará el viernes 16, a las 13:00, en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), diagonal 113 y 63 de la ciudad platense.

Esta actividad, en la que estará presente Emilce Moler, ex militante de la  Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y actual miembro de la CPM, secuestrada el 17 de septiembre de 1976, forma parte del Programa “Jóvenes y memoria, recordamos para el futuro”, cuyo año de trabajo cerrará el próximo mes de noviembre en Chapadmalal.

Emilce Moler fue torturada en el Pozo de Arana y, desde enero de 1977 hasta el 20 de abril de 1978, estuvo en la cárcel de Villa Devoto. Más tarde, bajo libertad vigilada, se le prohibió residir en La Plata y debió radicarse en la ciudad de Mar del Plata, recuerda un documento publicado por la CPM.

“Creo que el 16 de septiembre ha quedado como una síntesis de las luchas estudiantiles, las luchas de los militantes jóvenes, adolescentes. Durante años nos costaba mucho explicar qué era lo que queríamos, por qué militábamos, por qué teníamos intereses políticos. Hoy en día los jóvenes están abrazan mucho más estas causas, y por lo tanto es mucho más fácil explicarlo. Creo que este año va a tener mucho significado, mucha fuerza porque muchos jóvenes van a estar haciendo una real interpretación de esos hechos”, reflexionó Moler.

La noche de los lápices

El episodio conocido como “La noche de los lápices” suele estar vinculado a la lucha de los estudiantes secundarios por el boleto escolar y a las desapariciones ocurridas el 16 de septiembre de 1976. Sin embargo, como explicó Sandra Raggio, directora del Área de Investigación y enseñanza de la Comisión Provincial por la Memoria, “además de los secuestros de seis adolescentes militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios sucedidos durante aquella jornada -Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Montaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro, de los cuales no hay ningún sobreviviente-, hubo otros que se desencadenaron a lo largo de todo ese mes, como el de Pablo Díaz, Gustavo Calotti, Víctor Treviño, Walter Docters, Alicia Carminatti; y los de Emilce Moler y Patricia Miranda sucedidos el 17 de septiembre. Pero también se pueden contar otros secuestros de estudiantes secundarios durante todo el periodo de represión de la dictadura”.

“La lucha por el boleto escolar tuvo como centro una marcha multitudinaria que se realizó un año antes, en septiembre de 1975, y que había sido impulsada por la Unión de Estudiantes Secundarios a nivel provincial y nacional. En La Plata tuvo mucha repercusión y finalmente se logró eximir de cierto porcentaje de pago para el boleto del colectivo. Pero eso fue un año antes”, advirtió Raggio.

“En general se asocia a los secuestrados del 16 directamente con el boleto escolar. Realmente un año después no podríamos establecer conexiones claras y contundentes: seguramente, viendo el modus operandi del terrorismo de Estado, lo que molestaba a la dictadura era centralmente el compromiso político del activismo de estos adolescentes. Esto es lo que se llama ‘la noche de los lápices’. Realmente más de una noche, una más de las tantas que hubo durante la dictadura militar”, agregó.

A lo largo de la historia el relato de estos hechos sufrió modificaciones. En un principio, la noche de los lápices fue vista a través “de la imagen de las víctimas inocentes -indicó Raggio-, como estudiantes secundarios que sólo peleaban por el boleto escolar, activistas despojados de un compromiso político profundo. Después, esto se fue transformando en otras voces y formas de narrar y se empezó a dar sentido político a sus vidas, a poner de relevancia su identidad política, sus decisiones. Aunque eran jóvenes de 16, 17, 18 años de edad, tenían opciones políticas decisivas, incluso estaban dispuestos a dar la vida por esas ideas y esas opciones. Y también se los reconoce a algunos de ellos como militantes revolucionarios, vinculados con organizaciones como Montoneros”.

Los jóvenes en escena

Desde el área de Investigación y Enseñanza de la CPM se viene desarrollando el Programa Jóvenes y Memoria de forma consecutiva desde el año 2002. A través de los hechos del pasado se busca construir lazos con la realidad del presente. Es por eso que los episodios conocidos como La noche de los lápices vienen a ser un eslabón más para que sean los jóvenes los encargados de narrar su propia historia.

“Lo que se ha puesto de relevancia con la noche de los lápices es la cuestión del protagonismo juvenil. En el centro de la escena están los jóvenes, en este caso aquellos que han sido reprimidos por la dictadura en su dimensión política”, explicó Raggio.

La Coordinadora del Programa destacó que “más allá de lo que fue la tragedia de la dictadura, nos parece interesante pensar al sujeto juvenil en toda su diversidad a lo largo de la historia y poder establecer conexiones con el presente. Pensar La noche… no sólo en su dimensión trágica de la muerte, la desaparición y la violencia sino también en la de las biografías de quienes fueron víctimas y no sólo eso, sino también protagonistas y militantes con sus propios proyectos. Precisamente queremos tomar estas dimensiones que la dictadura quiso borrar. En gran medida las primeras memorias del pasado reciente tuvieron muchas dificultades para reponer en el relato la cuestión de la política y creemos que jóvenes y política es una buena herramienta para trabajar”.

“Hoy son otros los jóvenes, los que son vistos muchas veces por la sociedad como los peligrosos, los que hay que exterminar, encerrar, los nuevos irrecuperables. Nos parece que estos vínculos entre el pasado y el presente son interesantes para trabajar. Cómo se construye la figura del enemigo, del peligroso, un estigma social y político. En algún sentido estos estereotipos, estas formas de ver la realidad social de forma simplificada, legitiman o construyen cierto consenso también por intervenciones del Estado que vulneran los derechos humanos. Hay múltiples formas de pensar La noche de los lápices. A nosotros nos interesa establecer estos puentes entre el pasado y el presente”, concluyó Raggio.

Emilce Moler, ex detenida desaparecida, sobreviviente de la noche de los lápices y actual miembro de la CPM, señaló que “hoy estamos llegando a un momento donde nos ubicamos como militantes que luchamos, en mi caso una militante que estuvo presa y no como víctima únicamente o sobreviviente. Me parece que es muy interesante el momento político que se está viviendo, para los jóvenes fundamentalmente.”