13.9.11

AL SUR DE LA FRONTERA, EL CINE

Por segundo año consecutivo, las producciones audiovisuales surgidas de los barrios se reunirán en un único lugar para abrirse paso en el ambiente: el Festival de Cine del Conurbano (FECICO) que propone ser la ventana y el impulso de las obras de la zona, las más independientes de todas. La cita al público será entre el 14 y 17 de septiembre en el Centro Cultural Padre Mugica, Hipólito Yrigoyen 7913, Banfield, localidad del sur del Gran Buenos Aires.

(Por María Daniela Yaccar / Agencia NAN-2011) Grandes cineastas reconocieron en el hombre una inclinación natural a contar historias. Hasta ahora, en la zona sur del Conurbano bonaerense esa pulsión se concentraba más que nada en el teatro independiente, con Lomas de Zamora como epicentro y unas 25 salas desperdigadas por todo el heterogéneo territorio. Pero en los últimos años, parece, viene creciendo otra tendencia: la de hacer cine. Así lo demuestra al menos la buena respuesta que el año pasado tuvo el Festival de Cine del Conurbano (Fecico), que tendrá su segunda edición del 14 al 17 de septiembre, en el Centro Cultural Padre Mugica (Banfield).

Guillermo Roig, titiritero del Teatro San Martín durante veinte años y actual cineasta, es uno de los organizadores de este evento junto con Aníbal Maza, profesor de cine; Romina Rocha, estudiante de publicidad; Rubén Veizaga, conocedor del cine latinoamericano; y Julio Rivero, director del centro cultural. Según se desprende de lo que le cuenta a Agencia NAN, el festival adquirió la impronta que traían consigo las primeras películas que se recibieron cuando se abrió la convocatoria el año pasado. “Yo había conseguido un montón de películas que estaban bajo el ala del INCAA. Pero empezó a llegar un montón de material que nos interesó, que no tenía ningún tipo de subsidio. Eso tenía que ver con el perfil del festival”, explica Roig. Enseguida, la grilla tuvo un giro.

En síntesis, el Fecico propone ser la ventana y el impulso de las producciones de la zona, las más independientes de todas, hechas “sin buscar más que el hecho de hacer y mostrar”; un espacio en el que el público pueda ver lo que se produce a pocas cuadras de su casa, así como también de formación, con talleres de montaje, sonido y producción. Según Roig, el hecho de que el Conurbano haya comenzado a volcarse al cine tiene que ver con que las nuevas tecnologías son más fáciles de usar. “La posibilidad de acceder a una buena cámara y una computadora da pie a que la gente se ponga a producir sin pensar en nada comercial”, opina. “Como aparecen grupos de teatro, aparecen otros que hacen cine alternativo.”

La programación estará dividida en tres secciones: “Patria Grande” (películas de toda Latinoamérica), “País real” (documentales sobre temas nacionales) y “Desde la vereda” (producciones del Conurbano). “A lo mejor incluimos algo de países europeos --adelanta Roig--. La gente que hace cine está conectada por internet, entonces nos está llegando mucho material. Encima, ahora están conurbanizando en Europa”. Entonces, la novedad de esta edición sería la incorporación de una nueva sección con producciones de los países más lejanos.

A diferencia de otros festivales que se realizan sólo con el fin de mostrar, Fecico premia al mejor film. Pero no con dinero. “Simplemente podemos darle al ganador una estatuilla de un artista de la zona y el reconocimiento de haber ganado el festival”, explica Roig, quien no obstante cuenta que están intentando conseguir respaldo de la Secretaría de Cultura, “unos 2 ó 3 mil pesos para devolver lo que invirtieron entre cinco para hacer una película”. Este año, integran el jurado el cineasta Gustavo Fontán y el montajista Darío Tedesco. Ambos juegan de local.

- ¿Qué tendencias perciben dentro de este aumento en la producción de cine en el Conurbano?

- Uno pensaría que hay muchos cortos, pero hay cosas que se acercan al largometraje, que es lo que tratamos de incentivar. El mediometraje es un formato extraño que no tiene mucha cabida. Estamos viendo si el INCAA compra la película al ganador para pasarla en su canal, y es mucho más fácil que pasen un corto o un largo que un medio. De hecho, no hay festivales de mediometraje. Tratamos de asesorar y de que tenga el espacio esta actividad.

- ¿Y en cuanto a temáticas y géneros, notan patrones comunes?

- Los materiales tienen que ver con lo más marginal y atacan la problemática social. Siempre hay una referencia a eso. No vimos un policial. Hay alguien que agarra una cámara y tiene ganas de contar algo de lo que pasa en su sociedad. No hay cine de género o algo así. Los temas del año pasado fueron la falta de trabajo y el cierre de la fábrica en la década del ‘90, la marginalidad, la criminalidad que produce la pobreza, los conflictos con la Policía y la corrupción política. Hay cierta cosa de denuncia, de búsqueda de la identidad. Hay más documental que ficción, porque la ficción es más complicada de realizar, necesita actores, vestuario, locaciones… Por eso, cuando hay una ficción buena hecha a pulmón es una cosa muy llamativa.

- ¿Los que realizan son en su mayoría grupos?

- Hay grupos, pero también gente con arrestos individuales, que tiene una cámara y se junta con dos o tres. No hay tanto grupo como en teatro, que en el Conurbano tiene un marco con la Ley de Teatro Independiente. El cine es más complicado, porque hay intereses muy fuertes. Quizás con la ley de medios, con la posibilidad de tener salida en canales locales, pueda generarse una movida. La revolución no es la ley sino lo que hagamos con ella. Si no agarramos la cámara y salimos a producir no es nada. En Fecico somos intermediarios de la gente que está desbandada y armando de manera anárquica. Lo segundo que queremos hacer posibilitar que ese material pueda trascender.

- ¿De acuerdo a qué parámetros seleccionan el material que proyectan?

- Se eligen por calidad, no por temática. Si está en VHS y dura seis horas no lo podemos pasar. Tiene que verse y escucharse bien. En el Mugica son todos peronistas y la peli que ganó el año pasado tiraba contra los punteros peronistas. Eso es lo que debemos hacer en un ámbito cultural.

- ¿Qué suelen hacer los realizadores con este tipo de trabajos?

- Por lo general terminan en alguna sociedad de fomento. Se hace alguna función para veinte personas, los amigos y un poco más, y después se cuelga en internet. Hay un grupo que vino el año pasado, Humus, de Tres arroyos. Ganaron un premio y este año hicieron un corto para abrir el Bafici. El Fecico es la otra cara del Bafici, no sólo geográfica sino estética e ideológicamente, porque busca otra cosa. No contamos con ningún subsidio, estamos tramitándolo. Necesitamos mucho menos que el Bafici, unos 5 mil pesos por año, para mantener la página y hacer afiches.

- ¿Qué reacciones notaron en el público? ¿Quiénes se acercan?

- La gente viene con otra mirada. Más allá de la calidad técnica de la película, se sienten identificados con el material. Porque aparece el barrio propio, con temáticas reconocibles. Ven una panadería, una fábrica, un hombre andando en bicicleta…. El público viene con una mirada especial, de beneplácito para la gente que hizo eso.

- ¿Se tocan problemáticas o temas específicos de un barrio?

- No tanto. Sí en eso de pintar a un político o policía corrupto. Pero la especificidad está en la mirada. No es que hay documentales sobre la falta de cloacas en Fiorito, por ejemplo. Conozco a un chico que estaba filmando sobre la masacre de Pasco y paró porque dijo “me van a matar”. Es difícil hacerlo cuando no tenés a nadie detrás.

Fuente: Agencia NAN